Bautizo de fuego el de Carlos Navarrete, dirigente nacional del Partido de la Revolución Democrática: “No fuimos lo suficientemente cuidadosos y aceptamos que un candidato externo, que no era miembro del PRD, fuese candidato (…) Cometimos un error y pedimos perdón a la sociedad de Guerrero”, dijo la semana pasada. Obvio, no fueron cuidadosos, como … Continued
Bautizo de fuego el de Carlos Navarrete, dirigente nacional del Partido de la Revolución Democrática:
“No fuimos lo suficientemente cuidadosos y aceptamos que un candidato externo, que no era miembro del PRD, fuese candidato (…) Cometimos un error y pedimos perdón a la sociedad de Guerrero”, dijo la semana pasada.
Obvio, no fueron cuidadosos, como tampoco los otros de la coalición Iguala nos Une que apoyaron a José Luis Abarca Velázquez: Movimiento Ciudadano y Partido del Trabajo.
Ambas agrupaciones parasitarias permanecen agazapadas, poniendo changuitos y escuchando “¡Al ladrón, al ladrón!”, a sabiendas de que Morena, el partido de su redituable y recurrente gallo a la Presidencia (Andrés Manuel López Obrador), destapó como precandidato a la gubernatura de Guerrero a Lázaro Mazón, padrino político del alcalde prófugo.
Y aguas: también el PAN y el PRI son impulsores de un número impreciso de presidentes municipales en santuarios de la delincuencia organizada, como se constata en amplias regiones de Michoacán, Guerrero, Veracruz, Chihuahua, Tamaulipas o Sinaloa…