Lo relevante de lo que sabe no lo dijo ante ninguna autoridad, pero sí en uno de los chats de Chicago, cuando informó a sus jefes que instaló un retén a la entrada de Huitzuco y por ahí no pasó absolutamente nadie
La recaptura del ex capo de Guerreros Unidos en Huitzuco, Alejandro El Cholo Palacios Benítez, parece haber animado a la presidenta Claudia Sheinbaum a invitar a los padres de Los 43 a dialogar el 4 de diciembre.
El Cholo, sin embargo, calla lo más importante: no aceptará su participación en los hechos acaecidos en el Crucero de Santa Teresa, donde resultaron asesinadas tres personas porque sus cómplices confundieron un autobús de los normalistas con el del equipo de fut Los Avispones.
Lo relevante de lo que sabe no lo dijo ante ninguna autoridad, pero sí en uno de los chats de Chicago, cuando informó a sus jefes que instaló un retén a la entrada de Huitzuco y por ahí no pasó absolutamente nadie.
El dato es determinante para conocer el destino de 15 a 20 normalistas, sustraídos de camión 1531 (interceptado en el Puente del Chipote, frente al Palacio de Justicia de Iguala, en el que viajaba Alexander Mora Venancio, primer identificado por sus restos en la Universidad de Innsbruck); que por un “cambio de orden” de El Patrón (líder máximo y no visible) se dispuso que los muchachos fuesen llevados, junto con los retenidos en la Comandancia policial de Iguala, al basurero de Cocula.
Impensable que Sheinbaum haga suyos los errores del obradorato y que se reflejan con la tardía reaprehensión de ex agentes policiales y sicarios convertidos en testigos protegidos por el ex subsecretario Alejandro Encinas y el ex fiscal especial Omar Gómez Trejo, quienes confiaron en los dichos de Gildardo López Astudillo, El Gil, (confidente “estrella” con el nombre clave Juan), y Felipe Rodríguez Salgado, El Cepillo, usados por López Obrador para atacar a los representantes legales de los deudos.
La Presidenta, ideal pero improbablemente, debe informar sobre el cumplimiento de la orden del pleno de la Suprema Corte para la recaptura de otros principales responsables materiales de la desaparición y asesinato de Los 43 (El Pato, El Jona, El Chereje, El Duva…), a quienes Ángela Buitrago, del corrosivo Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, defendía diciendo que eran unos “pobres albañiles” detenidos de manera injusta.
El Cholo ya había sido detenido a principios de junio de 2015 y fue liberado con más de 70 perpetradores del crimen gracias a la tristemente célebre y anticonstitucional resolución del Tribunal Colegiado de Circuito de Reynosa, Tamaulipas; excarcelaciones contra las que Encinas y Gómez Trejo nada hicieron para evitarlas, prevenirlas o corregirlas.
Los padres, por cierto, tienen derecho a saber si El Cholo también fue cobijado como testigo protegido.
Han pasado seis años (28 de noviembre de 2018) desde que fue emitida la Recomendación de la entonces respetable CNDH que ni siquiera leyó la sectaria y reelecta titular cuatrotera Piedra Ibarra, en la que se planteaba la reaprehensión de los criminales y evitar nuevas liberaciones a partir de las evidencias recabadas.
Terca, vehemente, la realidad no deja de empujar todo hacia la negada “verdad histórica…”.