Cuando el agua está ya caliente, la rana nada puede hacer, y muere hervida sin haber hecho el menor intento por salir de la olla con agua caliente
Nos encaminamos a que se cumplan seis años de que Morena llegó al poder, el 1º. de diciembre de 2018, y los mexicanos no terminamos de despertar.
No bastaron 5 años 8 meses del gobierno de López Obrador.
El mes y días que va de esta administración tampoco ha servido para despabilar a ese pueblo, embelesado por el canto de las sirenas de los beneficios de los programas sociales.
A los mexicanos nos está pasando algo como lo que planteó como una alegoría Marty Rubin, en el libro “The boiled Frog Syndrome” (Alyson Publications), publicado en 1987.
Este síndrome de la rana hervida en palabras más palabras menos describe a un batracio que nada en una cazuela tranquilamente, que se está calentando a fuego lento. Conforme pasa el tiempo sube la temperatura y la rana no se da cuenta. Al contrario, el calor le parece confortable. Pero también le causa somnolencia.
Cuando el agua está ya caliente, la rana nada puede hacer, y muere hervida sin haber hecho el menor intento por salir de la olla con agua caliente.
En cambio, -continua esta pieza retomada por Olivier Clerc, en 2005 en el libro “La rana que no sabía que estaba hervida… y otras lecciones de vida” (Maeva)- si se le hubiera aventado en una cazuela con el agua hirviendo, de un salto se habría puesto a salvo, brincando fuera del recipiente.
Algo así pasa en México.
Estamos tan acostumbrados a la violencia y los abusos, que nadie nada reclama. Valga la siguiente parábola:
En los casi 40 días más recientes la temperatura del agua ha subido.
10 grados Celsius
En el primer mes hubo 2,293 asesinatos dolosos; es decir, un promedio diario de 73.9.
Y cada vez es más cruento el enfrentamiento entre grupos armados en Culiacán, Sinaloa.
20 grados.
La captura de Edwin Rubio “El Max”, líder del cártel de “El Mayo” Zambada, deja 19 muertos.
30 grados.
El sacerdote Marcelo Pérez es asesinado en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, tras recibir amenazas por su labor comunitaria.
40 grados.
Alejandro Arcos, alcalde de Chilpancingo, Guerrero, fue decapitado, pocos días después de asumir el cargo, y su cabeza fue dejada en el toldo de una camioneta. Su secretario también fue asesinado previamente.
50 grados.
Dos coches bomba explotaron en Guanajuato. Las detonaciones cimbraron Acámbaro y Jerécuaro.
60 grados.
Los enfrentamientos en Técpan de Galeana, Guerrero, entre el Ejército y grupos criminales han dejado casi 30 muertos.
70 grados.
Dos periodistas fueron asesinados el primer mes de gobierno: Mauricio Cruz Solís y Patricia Ramírez González.
80 grados.
La defensora de Derechos Humanos oaxaqueña Sandra Domínguez Martínez permanece desaparecida.
90 grados.
El Congreso aprobó la Supremacía Constitucional, por lo que son improcedentes las controversias constitucionales o acciones de inconstitucionalidad, que tengan por objeto controvertir las adiciones o reformas a la Constitución federal.
Punto de ebullición.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación deja intocada la reforma judicial. Un ministro, señalado en medios y por dirigentes políticos como “Alito” Moreno, de tener abiertos expedientes que lo incriminan a él y cercanos, evitó que el pleno entrara a la discusión de la reforma.
Que no nos ocurra como en la fábula, que la rana se coció y nadie se dio cuenta.
Monitor republicano
El regreso de Donald Trump abre la posibilidad de que los contrapesos que no se lograron aquí, vengan de fuera.