Elecciones 2024
Elecciones 2024

Cuando la pandemia pase, todos estaremos juntos. En el Buró de Crédito, pero juntos.

—Tu novio, el Brayan es un mamón, publica: “Ya no aguanto el encierro” y estuvo cinco años en el Reclusorio Oriente.

Con mi mujer en la casa no es cuarentena, es prisión domiciliaria.

La gente me pregunta si el Covid-19 es tan grave como dicen. Yo les respondo que están cerrados los casinos, los cabarets y las cantinas; las sinagogas, los templos y las iglesias; cuando el cielo y el infierno se ponen de acuerdo es porque la cosa está de la chingada.

Los cuatro anteriores chistes y otros que compartiré en la columna de hoy me fueron enviados por una lectora amiga que no quiere que se sepa su nombre. Hice un compendio de los muchos que me envió. No todos están originados en México, los hay argentinos y españoles, los mexicanicé, otros los excluí por ser demasiado locales. Son una muestra de que la sociedad al sentirse vulnerada por una fuerza superior a ella utiliza el humor como un mecanismo de defensa. Probablemente, algunos de los chistes seleccionados ya los vieron en las redes sociales. No pretendo ser creador de ninguno. Sólo les brindo una antología a mis lectoras y lectores —si es que los tengo.

No sé qué me da más miedo, si tomarme la temperatura o pesarme.

Me dan ganas de meterme a la lavadora de ropa para dar una vuelta.

Un estadounidense vio un murciélago, hizo a Batman; un europeo vio un murciélago, hizo a Drácula; un chino vio un murciélago, hizo una sopa.

¿Me pregunto si será muy pronto para poner el árbol y el Nacimiento? Es que ya no sé qué hacer.

—Doctor, tengo un hipo muy fuerte desde hace dos días. —No es hipo es Covid-19. –¡No!, eso es mentira. —Pero se le quitó el hipo.

Acaban de extender la cuarentena hasta cuatro kilos más.

El perro me mira como diciendo: viste que estando encerrado te dan ganas de romper todo.

Estoy tanto tiempo en mi casa y sin trabajar que tengo miedo de volverme político.

Antes no me dejaba salir mi ex y ahora no me deja salir el gobierno, ni para soltero sirvo.

Yo me pregunto: ¿qué hago con la agenda 2020 que me compré?

Ahora que todo el mundo sabe lavarse las manos pasemos al siguiente paso: el sobaco.

En mi casa todos los caminos conducen al refrigerador.

Este virus es terrible, me está achicando toda mi ropa.

Y decían que enero era largo. hoy parece 80 de abril.

Ayer empecé los ejercicios en casa, hoy falté porque todavía no me han dado los horarios.

No sé si venceremos al coronavirus, pero si todos aplaudimos mucho a los médicos tal vez matemos suficientes mosquitos como para vencer al dengue.

Cuando todo esto pase, el cuerpo humano va a estar compuesto de un 70 por ciento de grasa y un 30 por ciento de alcohol en gel.

Mi familia se enoja porque me levanto a las doce del mediodía. Uuuy, no se me vaya a hacer tarde para hacerme pendejo.

Primero fue difícil aceptar #QuédateEnTuCasa. Ahora viene algo más difícil: #QuédateEnTuTalla.

Después de esta cuarentena me pueden invitar a las reuniones de Avón que yo voy, se los aseguro.

Según los libros de historia, en la Edad Media el final de la peste se festejaba con una orgía, ¿alguien sabe si hay algo previsto?

Hoy discutí conmigo mismo. No me hablo.

Hay que tratar de mantener el equilibrio emocional en la cuarentena, les comenté ayer a la esponja y al jabón.

Qué pesadilla más mala tuve anoche. Soñé que volvían a abrir los bares y la gente entraba por orden alfabético. Yo era Zinedine Zidane.

Después de Susana Distancia, van a venir: Inés Tabilidad, Lalo Cura y Cindy Nero.