Tienen todo, menos remedio. Florestán Tras la hecatombe electoral priista del domingo, que llevará a una revisión y replanteamiento de relaciones, estrategia, discurso, candidatos, trato y tratos, el presidente Enrique Peña Nieto tiene dos años de cara a las elecciones de las que surgirá su sucesor. Y son muchas las cosas a revisar y que … Continued
Tienen todo, menos remedio. Florestán
Tras la hecatombe electoral priista del domingo, que llevará a una revisión y replanteamiento de relaciones, estrategia, discurso, candidatos, trato y tratos, el presidente Enrique Peña Nieto tiene dos años de cara a las elecciones de las que surgirá su sucesor.
Y son muchas las cosas a revisar y que han quedado a un lado por ese impacto.
Marcadamente el decepcionante proceso para elegir a 60 asambleístas constituyentes de Ciudad de México, proceso que pese a su importancia por la forma en que va a influir en la vida de más de nueve millones de mexicanos, se dejó perder por la superficialidad e indiferencia, frivolidad, de partidos, candidatos, autoridades de gobierno y del órgano electoral capitalinos.
La responsabilidad es de todos y aquí agrego al Instituto Nacional Electoral que les dio millones de pesos y cientos de miles de spots en lugar de que, también entre todos, hubieran desarrollado un proyecto informador, incluyente, aleccionador, que buscara involucrar a los ciudadanos y no limitar el proceso a un juego de poder partidista y de spots y jingles huecos y sin sentido donde a lo más que se aspiró fue a la rima y la ocurrencia.
Desde aquí había adelantado la paupérrima participación ciudadana que se confirmó con una abstención superior a 71 por ciento, lo que aquí nunca se había visto, pese a lo cual los partidos celebran su victoria, en particular Morena, cuando apenas pudo obtener 10 por ciento de los votos del padrón capitalino que llega a 7 millones de electores.
En números absolutos sumó 630 mil votos; el PRD 550 mil; el PAN 197 mil; el PRI 149 mil y se mantuvo en último lugar, aún por debajo de los 173 mil votos de los independientes, que al final ni figuraron, solo llegó uno.
Pese a eso, el PRI pasa por alto, o por lo bajo, esta derrota por su histórica ausencia, pero que es parte de su problema central de cara a la sucesión presidencial de 2018. Porque hoy, además de no tener los votos capitalinos, tampoco cuenta con los de Veracruz, Jalisco, Nuevo León, Puebla, Oaxaca y Guanajuato, que están entre los nueve con el mayor padrón electoral.
Y eso sí es un problema para el 18.
RETALES
1. RETROCESO. En efecto, el PAN fue el gran ganador el domingo, pero nada dice, y lo entiendo, que en Ciudad de México, Zacatecas, Sinaloa y Tlaxcala pasó a ser la tercera fuerza. Y eso que en Tlaxcala de haber ido aliado hubiera ganado dos a uno al PRI. La arrogancia;
2. NÚMEROS. Morena obtuvo el mayor número de los pocos votos de Ciudad de México, 630 mil, pero ni con aliados será, siquiera, primera minoría, lo que obliga a la negociación, pues todo tendrá que ser aprobado por mayoría calificada de dos tercios; y
3. AJUSTE. El PRI perdió todos los municipios importantes de la frontera: Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Reynosa.
Nos vemos mañana, pero en privado
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