Da tristeza ver que el gasto en infraestructura física va para abajo, siendo que es lo que mueve al desarrollo. Según datos históricos de Hacienda, desde 2004, el presupuesto federal destinaba más recursos a la inversión física que al servicio de la deuda. Incluso durante el sexenio peñista, la relación llegó a ser dos a uno
LIC. LÁZARO CÁRDENAS BATEL
JEFE DE LA OFICINA DE LA PRESIDENCIA:
Ahí te dejo esos dos pesos.
Pagas la renta, el teléfono y la luz.
Canción “La Bartola”, Chava Flores.
No, no vamos requetebién. Nunca fuimos requetebién, como lo afirmó hasta el cansancio el expresidente (¡seguimos hablando de él!) y la economía que heredó a Claudia Sheinbaum parece un queso gruyere.
Empecemos con la reciente degradación que Moody’s hizo de la calificación de México, al pasarla de “estable” a “negativa”. Por más que la Secretaría de Hacienda quiso disfrazar la noticia como un “criterio precautorio” por parte de la calificadora y que al momento de hacer su valoración no contaba con el presupuesto 2025, nadie se la creyó. La explicación de Hacienda, don Lázaro, me recordó los tiempos de López Portillo, cuando al anunciar una devaluación decían que eso ayudaría a México a ser más competitivo.
Hay varios factores que influyeron en la degradación. Más allá de los externos, como el triunfo de Donald Trump en las elecciones de EUA, hay un montón de factores internos. Aun cuando la presidenta Sheinbaum dio su palabra al empresariado nacional y extranjero de que la Reforma al Poder Judicial no tendría ningún impacto en la certeza jurídica, los capitales sí la ven como la anulación de los contrapesos y una amenaza al Estado de Derecho. Concomitante a lo anterior, están la eliminación de órganos autónomos, lo cual impactará en la renegociación del T-MEC.
Luego está la bomba de tiempo que representa PEMEX. Pese a los miles de millones que se le inyectaron, sigue sin levantar cabeza, para no hablar de que su deuda está a cinco minutos de ser insostenible para las finanzas públicas.
Ahora que ya se presentó el proyecto de Presupuesto de Ingresos y Egresos 2025, se confirma que la situación que heredó López Obrador a la doctora Sheinbaum está del nabo. Mientras que el expresidente evaporó los fondos de estabilización, al tiempo que juraba y perjuraba no endeudar al país, no fue así.
Mire, don Lázaro, al final del sexenio peñista, el saldo de la deuda bruta del sector público era de 10.29 billones de pesos y para el fin de 2024 es de 17.7; ¡un incremento de 72%! No se ve por ningún lado el impacto positivo en infraestructura de tal endeudamiento, más allá de los elefantes inútiles del Tren Maya y Dos Bocas. Encima, el contexto financiero en que se dio la contratación de deuda fue de altas tasas de interés, lo cual dejó un problema adicional.
El caso es que toca a la doctora Sheinbaum reducir el déficit fiscal de 5.9 puntos del PIB a 3.9. Difícil tarea, sin duda.
Los expertos en finanzas son poco optimistas hacia la economía para 2025, así como al presupuesto presentado el pasado viernes. Por un lado, Hacienda ha calculado 9.3 billones de pesos de ingresos, pero eso incluye la contratación de más deuda por 1.25 billones (IMCO, 15/11/2024). Mala cosa. Imagino que el equipo de Sheinbaum no tiene de otra, dados los compromisos que le dejaron, empezando por el pago del servicio de la deuda (1.39 billones de pesos) y el gasto en los programas sociales (835 mil millones de pesos).
Por el otro, los especialistas estiman que el crecimiento proyectado por el gobierno que ubica alrededor del 2.5% es mucho más alto que lo calculado por organismos internacionales y hasta por el propio Banco de México; este último estima que si acaso llegaremos al 1.2%.
En este contexto, el presupuesto de egresos para 2025 es igualmente lúgubre. Las reducciones se dieron a casi todas las dependencias; sin embargo, Hacienda salió a “corregir” el recorte a las principales universidades. Tal tijeretazo no solo hacía quedar mal a una presidenta que ha prometido impulsar la educación superior, sino que lo último que necesita es una protesta estudiantil en las vallas de Palacio Nacional.
Da tristeza ver que el gasto en infraestructura física va para abajo, siendo que es lo que mueve al desarrollo. Según datos históricos de Hacienda, desde 2004, el presupuesto federal destinaba más recursos a la inversión física que al servicio de la deuda. Incluso durante el sexenio peñista, la relación llegó a ser dos a uno. A lo largo del sexenio lopezobradorista empezó a descender el recurso asignado a la inversión para dar preferencia al pago de los créditos contraídos; uno podría pensar que era una medida para sanear las finanzas, pero ya vimos que no fue así porque al final la deuda creció.
Para el próximo año, 835 mil millones de pesos se irán a programas sociales, mientras que para los proyectos de inversión se destinarán 189 mil millones; esto quiere decir que por cada 100 pesos otorgados en apoyos, don Lázaro, habrá 22 pesos para inversión en infraestructura. No tengo nada en contra de los apoyos a los grupos menos favorecidos, lo que irrita es que tal y como están su efectividad es dudosa.
El espacio se me acaba para abordar el costo social y económico de reducir el gasto en salud, educación y seguridad, tres variables de enorme importancia para favorecer el desarrollo del país.
En síntesis, seguiremos en la lona.
Con la colaboración de Upa Ruiz
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