MORENA se está pareciendo mucho al PRI, pero este último tuvo la peculiaridad de siempre subordinarse al presidente de turno
LIC. ROSA ICELA RODRÍGUEZ,
PRÓXIMA SECRETARIA DE GOBERNACIÓN:
+Caudillo: jefe absoluto,
dictador político, autócrata.
Diccionario de la RAE
Andrés Manuel López Obrador jura y perjura que no quiere ser “caudillo, ni jefe máximo, mucho menos cacique; no, no, no, eso no”. Asegura estar tranquilo porque los programas sociales por él instaurados, seguirán adelante; asimismo, que “Claudia Sheinbaum será la mejor presidenta del mundo. No estoy choreando, estoy diciendo la verdad”.
Ante tales juramentos, doña Rosa Icela, uno se pregunta entonces por qué tantos acotamientos a la próxima presidenta. Empecemos porque la muy cercana colaboradora de AMLO, Luisa María Alcalde Luján, ahora presidirá MORENA. Dicho con todo respeto, no tiene trayectoria propia fuera del ámbito materno.
Con solo 25 años, doña Luisa María obtuvo una diputación federal (2012-2015), después de lo cual se fue a la Universidad de California a cursar una maestría. Recién desempacada de los EUA y a los 31 años, dio un salto cuántico para asumir la Secretaría del Trabajo y de ahí brincó a la Secretaría de Gobernación; no estoy en contra de su juventud, sino de la ausencia de cargos previos para ganar experiencia. En ambas dependencias no hizo sino instrumentar las indicaciones del presidente, sin que destacara algún programa propio.
En su discurso de toma de posesión, Alcalde Luján comparó a MORENA con un árbol alto y fuerte, cuyas raíces se solidificaron desde el fraude de 2006; o sea, alrededor de López Obrador, por si había alguna duda. Luego, doña Luisa María anunció un programa de siete puntos y un decálogo de conducta para los gobiernos morenistas, en los cuales están incluidos los de AMLO y de la doctora Sheinbaum. Dos puntos parecen relevantes: primero, la conformación de 70 mil 750 comités seccionales y dos mil 500 municipales, lo cual estará a cargo de Andrés Manuel López Beltrán; segundo, el impulso al Instituto de Formación Política, lo cual va aparejado con los “100 postulados de lo que significa ser morenista”.
Dentro del decálogo propuesto por Alcalde no deja de llamar la atención la exigencia de la rendición de cuentas, cuando la 4T ha sido de lo más opaca, así como la prohibición del nepotismo, siendo ella la de los saltos cuánticos y Andrés el hijo de quien es. Ambos postulados fueron reiterados por la presidenta electa; se mordieron la lengua, caray.
El verdadero poder en MORENA se concentrará en Andrés López Beltrán, lo cual no pasó desapercibido para las huestes morenistas, las cuales en el Congreso le gritaron “¡Presidente, presidente!” Andrés ocupará la Secretaría de Organización, desde donde se moverán todos los hilos de las redes en las entidades; las bases, que les dicen. Nada de esto le será nuevo, pues ha acompañado a su padre desde la campaña de 2006, moviendo estructuras en varias entidades.
A López Beltrán le preceden acusaciones de amiguismo e influyentismo, justo lo que el nuevo decálogo prohíbe. Desde el inicio de la administración lopezobradorista corrieron rumores de que varios de sus amigos habían sido colocados en las áreas administrativas de distintas dependencias; posteriormente, Latinus y Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) revelaron una red de empresarios jóvenes con todas las características del tráfico de influencias, por decir lo menos. El nombre de Amílcar Olán, amigo de Andrés, apareció constantemente en grabaciones y documentos oficiales de contrataciones.
“Dos días antes que López Obrador pusiera la primera piedra de la refinería de Dos Bocas, un amigo de su hijo Andy adquirió 18 hectáreas en un terreno contiguo a un precio de apenas seis pesos el metro cuadrado, pese a que el valor comercial en esa zona ronda los mil 200 pesos el metro” informó MCCI en diciembre pasado. “El comprador del predio es Amílcar Olán, el mismo que recibió más de 490 millones de pesos del INSABI, mediante la intermediación de los gobiernos morenistas de Quintana Roo y Tabasco”.
Ahora y desde la Secretaría de Organización, Andrés será quien otorgue el acceso a las dirigencias de los comités y las candidaturas locales y federales. La pregunta es si el palomeo de las listas tendrá un revisión previa en Palenque; me temo que sí. Con el poder sobre las estructuras y la línea directa con AMLO, no habrá gobernador que se le resista a la hora de designar candidatos.
Estamos frente a la conformación de un partido de masas, doña Rosa Icela, como en los mejores años del PRI. Si MORENA encuentra la forma de ser la cadena de transmisión de las demandas muy locales y su correspondiente satisfacción, el resultado se verá en los votos y habrá partido para rato.
MORENA se está pareciendo mucho al PRI, pero este último tuvo la peculiaridad de siempre subordinarse al presidente de turno. ¿Hará lo mismo MORENA?
¿O el partido será más fuerte que la presidenta?
Con la colaboración de Upa Ruiz
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