En fin, don Alejandro, ya podrá usted modificar el logo, los colores y hasta el nombre del tricolor. Con usted al frente del PRI por otros cuatro años, seguro asistiremos al velatorio en pronta fecha
LIC. ALEJANDRO MORENO,
PRESIDENTE NACIONAL DEL PRI:
O nos refundamos o nos refundimos.
Ivonne Ortega, expresidente del PRI
Así que, finalmente, le está poniendo el penúltimo clavo al ataúd priista. Bien por usted, que ha demostrado gran eficacia en la tarea. Con lo que hace falta en México una oposición fuerte, propositiva, movilizante y usted nos sale con estas maniobras…
Reconozco que usted llegó a la dirigencia con un PRI agonizante. Los escándalos de corrupción de algunos gobernadores y secretarios, el caso Ayotzinapa y la forma en que se atendieron estos asuntos dejaron en claro a la ciudadanía que el tricolor no tenía remedio.
No tenía remedio por dos razones. Primero, porque el PRI nunca llevó a cabo el necesario acto de contrición frente a la ciudadanía; una manifestación de que se hacían cargo de los grandes errores cometidos por sus militantes “distinguidos” y no seguirían escondiéndose tras glorias pasadas. Nunca ocurrió un mea culpa.
Segundo, que sus acciones no tienen nada qué ver con los discursos y lo expuesto en Documentos Básicos del PRI, donde se habla de “acabar con el México dual”, de “mayor equidad y justicia social”, etc., etc. En los últimos cinco años, no hemos visto al tricolor encabezando alguna iniciativa al respecto, ya fuera en el Congreso o a ras de tierra.
No vayamos muy lejos, en los estatutos hasta ayer vigentes, se indica que el PRI busca “atender las causas ciudadanas, las expresiones, opiniones y aspiraciones de la sociedad, a fin de que sus demandas se conviertan en políticas públicas” (Artículo 11, IV). ¿Cuándo hizo algo al respecto desde la dirigencia que encabeza?
También en el PRI hay un Código de Ética, el cual indica que “la honestidad (que ha de caracterizar a los priistas) consiste en actuar con rectitud y probidad, procurando satisfacer en todo momento el interés general, desechando todo provecho o ventaja personal” (Artículo 11). Como que usted, don Alejandro, no es el mejor ejemplo; no lo digo solo por los audios filtrados por su archi enemiga Layda Sansores, sino también por la grotesca forma en que usted desplazó de los órganos directivos a todo aquel que no le fuera incondicional.
Su estilo personal de dirigir dio pie a que muchos priistas de valía renunciaran al partido y me temo que ahora se sumarán varios más. No me refiero a los priistas acomodaticios que en cuanto vieron crecer a MORENA, rápidamente cambiaron de camiseta; le hablo de militantes que sí aportan, como José Narro Robles, Ivonne Ortega y Claudia Ruiz Massieu.
Luego vinieron los comicios de 2021. Los resultados fueron catastróficos para el PRI y, en vez de que usted renunciara por dignidad y porque así lo pedían sus correligionarios, usted tuvo a bien mantenerse en el cargo. Ocho gubernaturas perdidas y usted firme en la dirigencia, sin que usted expresara una sola explicación del fracaso, más allá de “hay que estar unidos”, “vamos para adelante”, bla, bla, bla. De las elecciones recientes ya mejor ni hablar.
Y así llegamos a la 24ª Asamblea Nacional Ordinaria celebrada el día de ayer, la cual fue desairada por varios priistas de peso, como el gobernador de Coahuila, Manolo Jiménez, y el senador electo Miguel Riquelme.
Hay varios motivos para el desaire. Los nuevos estatutos dan muchos poderes discrecionales a quien ocupe la dirigencia nacional. Pero el principal es que a usted le dio por cambiar un artículo en particular, el 178, de tal suerte que podrá reelegirse una vez más. Me dirá usted que no se ha reelecto con anterioridad; cuestión de filigrana estatutaria. Primero prometió que dejaría la dirigencia en agosto de 2022 y luego en octubre de este año; así que apostaría doble contra sencillo que usted aprovechará la posibilidad para seguir al frente del tricolor.
¡Caray, don Alejandro! El partido surgido de la Revolución y en contra de la reelección, ahora permitirá que su dirigente siga en el cargo. Vaya incongruencia.
En entrevistas recientes usted afirma, palabras más, palabras menos, que siempre pondrá por delante la unidad del partido; sin embargo, el agrio diferendo con la Confederación de Trabajadores de México muestra otra cosa. Seguramente, la CTM también necesita cirugía, pero si ni siquiera tiene acceso a postulaciones y la agenda de los trabajadores la trae MORENA, pues como que no se abona a la modernización ni a la unidad.
En fin, don Alejandro, ya podrá usted modificar el logo, los colores y hasta el nombre del tricolor. Con usted al frente del PRI por otros cuatro años, seguro asistiremos al velatorio en pronta fecha.
Con la colaboración de Upa Ruiz
X: @upa_ruiz
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