Elecciones 2024
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Ante la demencial decisión de la Fiscalía General de la República y la envilecida Comisión Nacional de los Derechos Humanos de inculpar a Carlos Salinas de Gortari del asesinato de Luis Donaldo Colosio y en año de elecciones quedar bien con Andrés Manuel López Obrador, Luis Donaldo Colosio Riojas da un sorprendente golpe de mano al pedir al presidente indultar al homicida confeso, Mario Aburto Martínez.

“Cada tres a seis años sale (el tema). ‘Vamos a revivir el caso’. Antes debieran salir a explicar qué es lo que quieren. Este asunto ha estado muy manoseado y creo que no es justo para la gente toda, incluida mi familia, que estén dando este espacio de esperanza, que estén reciclando el tema con tal de sacar una raja política. Tienen ya muchos años diciendo una cosa y después otra”, declaró el alcalde de Monterrey, quien externó un dato revelador de la perversidad que hay detrás de la resurrección del caso: “A mí nunca me han buscado. No sabemos qué novedades han desarrollado en la investigación o hacia dónde apuntan…”.

Apuntan hacia el ex presidente Salinas y, como de paso, a otro de los villanos favoritos de la 4t: Genaro García Luna, así como a su jefe de hace 30 años en la Dirección del Cisen, Jorge Tello Peón, con lo que se configuraría el ansiado “crimen de Estado”.

En su empeño, la Fiscalía de Alejandro Gertz Manero hace suyas las malas artes del deplorable ex fiscal especial del caso, Pablo Chapa Bezanilla, inventor de un falso “segundo tirador”, dando crédito a una “testigo” falaz que 25 años después “recordó” que “vio disparar” a un agente del Cisen llamado Jorge Antonio Sánchez Ortega.

Durante el zedillato hubo cuatro fiscales, el primero sugerido por la viuda de Colosio, Diana Laura Riojas: Miguel Montes García, quien después de aventurar que el atentado fue una “acción concertada”, terminó admitiendo su error y concluyendo que Aburto fue el asesino solitario.

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Lo relevó la ilustre doctora Olga Islas de González Mariscal, ante quien el asesino, con todo cinismo, sin presión alguna, y dirigiendo cámaras, reconstruyó en la cárcel paso a paso cómo victimó al candidato.

El tercero fue Pablo Chapa Bezanilla, fabricante del primer “segundo tirador” (Othón Cortés, fallecido ya), quien sobre el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu dio crédito a las patrañas de la “vidente” Francisca Zetina (La Paca o Paquita la del cráneo) y acabó huyendo a España (de donde fue extraditado para ser juzgado y encarcelado).

La última fiscalía especial fue dirigida por Luis Raúl González Pérez (de 2014 y hasta 2018 presidió la CNDH), quien realizó una escrupulosa investigación de las que hicieron sus predecesores para concluir, sin asomo de duda, que el único asesino de Colosio fue Mario Aburto Martínez.

El homicida sin embargo le cantó a la CNDH de Rosario Piedra la del Yo no fui, de donde surge ahora la repugnante marranada para ir contra Salinas.

Con su petición, el hijo de Colosio Murrieta parece decirle a López Obrador que si lo quieren liberar mejor lo indulte…