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El viernes 20, por primera vez desde la detención de Genaro García Luna, el presidente López Obrador no lo dio por culpable y expuso tres probables escenarios:

a) “Que sea inocente y Felipe Calderón no tenga de qué preocuparse,

b) “Que no es inocente, pero Calderón no está involucrado, no se enteró, y

 c) “Que sí sabía y estaba involucrado”.

Concluía:

“Entonces, ¿para qué yo me meto en esto? Vamos a esperar que estas cosas se aclaren…”.

Reiteró ayer sus conjeturas:

“Que no es culpable, no se le va a probar nada y lo tienen que liberar; que sí está involucrado y actuó por su cuenta, o sea, engañó a autoridades de Estados Unidos, a Fox y a Calderón y que sí sí sí, actuaba así porque tenía cuando menos la licencia del presidente o de los presidentes”.

Dicho lo cual volvió a la carga:

“Lo que sí nosotros vamos a procurar es recoger el dinero. Es más, hay un juicio, 700 millones de dólares en Florida. Y sus abogados plantearon que no tenía México por qué ir a litigar a allá, y un juzgado en Florida nos dio la razón. Sí podemos y se está trabajando en eso…”.

700 millones de dólares (como 14 mil millones de pesos) es mucho más que los tristes ocho con que, según El Rey Zambada, García Luna fue sobornado para servir de cómplice y alcahuete a Joaquín El Chapo Guzmán.

El planteamiento de AMLO se basa en la perversa “investigación” de Santiago Nieto en la dirección de la Unidad de Inteligencia Financiera sobre cuatro mil (no 14 mil) millones de pesos, a fin de acusar a GGL de “enriquecimiento ilícito”.

Se trata de contratos por equipos de seguridad con el extinto Cisen en el gobierno peñanietista (dizque con dinero “desviado” por Miguel Ángel Osorio Chong), obtenidos en realidad por los empresarios Samuel y Alexis Weimer (padre e hijo, no García Luna). La esposa del primero, Guadalupe, es prima y socia de Julia Abdalá, pareja del director de la CFE, Manuel Bartlett. La patraña fue comprada por el sucesor de Nieto, Pablo Gómez, pese a estar fundada en recortes de prensa carroñera.

En septiembre pasado, el ex secretario ganó el amparo definitivo de la justicia federal contra esa acusación.

Lo anterior explica en parte que no haya coadyuvancia del gobierno mexicano en el proceso iniciado en NY: las dependencias e instituciones cuatroteístas nada nuevo ni sólido pudieron aportar.

El Grande admitió ayer que mintió dos veces en su comparecencia matutina y afirmó que García Luna fue “secuestrado” por Arturo Beltrán Leyva (en realidad su banda levantó a escoltas en Cuernavaca y los liberó dos horas después).

Según este criminal, liberado a cambio de su testimonio, los narcos pasaban cada mes cerca de Perisur por GGL para llevarlo ante aquel capo. ¿Qué necesidad entonces tenían de “secuestrarlo”?

Por desconfianza en los medios, en la mañanera se reseñará el juicio de la manera más objetiva.

Con razón, habilitado como “reportero”, acude a las audiencias Jorge Islas, cónsul de México en NY…