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El tema de la columna de hoy surgió de la lectura de una nota en la Silla Rota, portal digital de noticias que rige su actividad profesional por la ética, la transparencia, la responsabilidad, el respeto y la integridad. Esto lo escribo para avalar la veracidad de la información que a continuación transcribiré.

Reproduzco, textualmente, la espeluznante noticia: “Asperger y bullying, los motivos del suicidio de Jakob en la Prepa Tec” fue el encabezado de la siguiente descripción: “El joven de 18 años que ingresó una pistola al plantel de Valle Alto, de la preparatoria del Tecnológico de Monterrey se habría quitado la vida por sufrir bullying y acoso de parte de sus compañeros. De acuerdo con una de sus compañeras de clase, Jakob Hartmann era un joven muy reservado pero que intentaba hacer amigos; sin embargo, se burlaban de él y lo rechazaban…

“‘Él siempre fue víctima del bullying. Siempre quería agradar a los demás y lo insultaban, quería hacer amigos y se burlaban de él. Eso hacía que se apartara de todos, se metía mucho en los video juegos’, contó de manera anónima la joven…

“Además, a Jakob le habían detectado el Síndrome de Asperger, por lo que se aisló más de sus compañeros. ‘Desde hace un año se rumoró que se le detectó Asperger, lo cual lo volvió más apartado de todos. Es lamentable, porque él quería tener amigos’”, relató la compañera…

Esta enfermedad se presenta con mayor frecuencia en niños y una de sus características es la falta de capacidad para relacionarse con los demás. Jakob logró pasar los filtros de seguridad e ingresó un arma de fuego a la escuela, entró a los baños del plantel y se dio un tiro en la cabeza. La institución lamentó los hechos y dio sus condolencias a la familia del joven”. Así terminó la nota que el portal digital acredita: “Con información de ABC Noticias”.

De lo recién leído, aclaro: El Síndrome de Asperger no es una enfermedad, es una condición de vida propia del Trastorno del Espectro Autista (TEA). Cuando el redactor se refiere a niños, no lo dice en forma genérica, su alusión es al género masculino ya que la incidencia del autismo es de cuatro niños por una niña. Por cierto, la incidencia mundial se ha incrementado, según las estadísticas de la Centers for Disease Control (CDC) en el año 1970 por cada diez mil personas había una autista; en 2015 el registro fue de un autista por cada 65 seres humanos. El aumento de la incidencia es impresionante y hace que el TEA se considere un problema grave de salud mundial.

Una paradoja: El lamentable hecho aquí narrado sucedió el pasado 10 de septiembre, el día que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dedica a la prevención del suicidio.

Mujer valiente y ejemplar

El autor de esta columna supo de lo ocurrido en Monterrey a través de Alicia Unzueta, madre de una persona con Síndrome de Asperger, ella, el día de ayer escribió en su Facebook a propósito del acontecimiento: “Cada vez que se presenta este tipo de noticias, el Asperger suele ser más y más satanizado. Tener Asperger no te hace violento. La conducta de los demás es lo que les afecta su autoestima. Por esto y mil razones más, es urgente prestar mayor atención a los jóvenes y adultos dentro del Espectro Autista; un colectivo ignorado y dejado a su suerte si acaso con alguna ‘medicación’ que por lo general exacerba la ansiedad…

“Los niños pequeños están cubiertos y protegidos en mayoría, gracias al constante cobijo y compañía de los padres, pero al buscar, nosotros mismos, una vida ‘independiente’ para ellos cuando llegan a la adolescencia o a la mayoría de edad, se pierde la comunicación, siendo más complicado ver las señales de una depresión ocasionada por el bullying y la crueldad. No debemos olvidar que esto de ‘ya están o no en edad de’ es muy subjetivo. La madurez y la edad cronológica están desfasadas en el Espectro Autista; lo cual suele provocar que un autista adulto sea blanco fácil de acoso, engaños y rechazo con la subsecuente depresión y desesperación que, inclusive, sufren las personas sin trastornos del espectro autista –neurotípicos-.

“¡Sigamos informando! Las personas con autismo son dignas de respeto y admiración. Desde muy chiquitos, día con día, libran pequeñas grandes batallas al enfrentar un mundo por el cual tratan desesperadamente de ser comprendidos, aceptados y no ‘curados’ de ser ellos mismos. La información será de gran ayuda para crear conciencia de que el Asperger no es una enfermedad, no es una discapacidad, es una forma de ver y procesar el mundo de manera literal y muy particular de cada individuo con esta condición. No es para tener lástima. No es cosa del otro mundo. Es ser diferente al igual que lo somos todos”.

Alicia es madre de mi hijo Emilio, adulto de 25 años, Asperger funcional gracias al amor, trabajo y valentía de la mujer a la que quiero, cuya lucha de toda una vida, para sacar a nuestro hijo adelante, es ejemplar.

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La frase: “no eres tú, soy yo”, viene de los chinos que la expresan cuando ven los álbumes familiares.