Elecciones 2024
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“Hay un ataque de carácter clasista y permanente, que se da en los terrenos ideológico, político y económico, para que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador no tenga éxito. Para quienes dicen que AMLO no tiene contrapesos, les aclaro que tiene los contrapesos de los grandes capitales del país, de la prensa, de los canales de televisión; porque si bien no tiene contrapesos de carácter político-electoral o del funcionariado, esto se debe a que las elites surgidas del Porfiriato, desde 1910, están siendo desplazadas del control político de México, mas no del control económico.

“Las elites no desaprueban la política económica federal, porque coinciden con ella, pues se está aplicando rigurosamente las fórmulas económicas tradicionales. Pero sí reprueban las decisiones que tienen que ver con los proyectos de la Presidencia y que afectan los intereses de los grandes capitales. Protestan por el fin de la condonación fiscal; por la lucha contra la corrupción, que fue lo que hizo despegar a los grandes capitales de hoy; protestan por la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, porque había un negocio multimillonario alrededor; por el tema de la Refinería de Dos Bocas, porque sustituye importaciones que también son manejadas por estos grupos; por el control de las compras gubernamentales, porque también han sido desplazados.

“En la oposición de las derechas, no hay ningún proyecto alternativo. Sólo hay enojo, sólo hay una crítica permanente. Son los que salieron a marchar para que renunciara Andrés Manuel. Los que quisieran que se acabaran el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y los proyectos populares. Para ellos los 30 millones de mexicanos que votaron por Andrés Manuel no son seres racionales, sino manipulables, comprables, que sólo votan con las vísceras, sin medir las consecuencias. Los opositores de derecha se han de preguntar: ¿por qué los que están para servirme, ahora quieren gobernar; por qué ahora me tengo que preocupar por escuchar a los que debieran permanecer callados.

“Es indudable que hay una crítica racista y clasista de la reacción en contra del gobierno de Andrés Manuel, y que quienes marchan en contra de él piensan que todo estaría bien si cada cual se conformara con la casa que le fue asignada y con el lugar que tiene que ocupar en la sociedad.

“Pese a que viene cayendo su popularidad, Andrés Manuel todavía tiene una enorme legitimidad, con una aprobación del 68% lo cual proviene no tanto de lo que él representa o está haciendo, pienso yo; sino del horror que han significado para el país y para la gente los gobiernos que le precedieron, es decir, del miedo a regresar a los momentos de los gobiernos anteriores, de saqueo, de corrupción, de racismo, de exclusión, de aumento de la pobreza.

“Hubo tanto daño en los regímenes encabezados por el PRI, o por el PRIAN, que la población mayoritariamente no quiere volver a lo anterior; por eso se aferra a la esperanza que significa MORENA en el país, y lo acabamos de ver en las elecciones de Baja California y de Puebla, donde vuelve a triunfar muy ampliamente lo que representa Andrés Manuel.

“Es difícil el panorama que hay en México —y en toda América Latina— de violencias por el territorio, feminicidios, violencia patriarcal, violencia contra los migrantes y una extrema derecha racista que ha salido a las calles”.

Lo que usted acaba de leer no es un discurso de Ricardo Monreal. No es un escrito de Paco Ignacio Taibo II. No es el pensamiento de Yeidckol Polevnsky. No. Todo lo que llevo transcrito, más lo que completará la columna de hoy, lo dijo el rector de la Universidad Iberoamericana, el jesuita David Fernández Dávalos, en su conferencia “El compromiso de los cristianos en la coyuntura de México hoy”, que dio en el Auditorio de la Parroquia de la Sagrada Familia. Prosigo con la transcripción:

“Considero que no se debe de poner la esperanza en una sola persona, porque la esperanza está en la organización de la gente y eso vuelve a ser hoy y siempre la verdad, es decir este país se va a decantar, y va a ser más justo, igualitario, participativo y democrático, en la medida que haya organización social presente, disputando sus reivindicaciones frente al poder, Entonces, no es Andrés Manuel el que va a cambiar las cosas, es la presión que ejerza la gente frente a los gobiernos.

“Es la gente la que tendría que defender la economía popular, que procurar haya mejores salarios, que haya posibilidades de organización, de créditos de capital para las industrias populares, para las empresas sociales, que haya recursos para la atención de los sectores más excluidos y desfavorecidos.

“Todas las políticas que vayan a profundizar la pobreza y la desigualdad hay que enfrentarlas, así sean de Carlos Slim o sean de Andrés Manuel (…) Hay que detener el deterioro ecológico (…) Y hay que transformar las estructuras políticas, para hacerlas más participativas y más democráticas (…) Eso es lo que nosotros podríamos hacer de manera organizada, y por supuesto, las universidades habríamos de participar en esto, y formular nuevos proyectos alternativos”.

Es sorprendente que sea el rector de una universidad privada prestigiosa y, al mismo tiempo, elitista, quien se manifieste contra algunos grupos de la derecha hipócrita y corrupta, cuyos miembros, en algunos casos, han salido de sus aulas.