Elecciones 2024
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Según sus biógrafos, Andrés Manuel López Obrador, nació a las dos de la madrugada del 13 de noviembre de 1953. Aunque se consigna como el lugar de nacimiento el municipio de Macuspana, Tabasco, sus primeros años transcurrieron en la Villa de Tepetitán, un pequeño poblado perteneciente a la cabecera municipal macuspanense.

Para la somera biografía que estoy redactando, he recurrido a la semblanza biográfica que el periodista y escritor Jorge Zepeda Patterson escribiera para el libro que él mismo coordinara: “Los Suspirantes 2018”; y a la biografía no autorizada: “AMLO, mitos, mentiras y secretos”, de la autoría de Francisco Cruz.

Por la fecha de nacimiento, sabemos que desde hoy el presidente electo tiene derecho a participar del Programa de Pensión de Adultos Mayores de 65 años y más, y, por ende, podrá recibir 580 pesos mensuales, cantidad que a partir del primero de diciembre, se convertirá, según promesa del propio cumpleañero, en mil 160 pesos cada mes.

A los 65 años, lo digo yo que soy mayor que él 8 años, las personas salimos en las fotografías arrugados, ojerosos y mofletudos, muy lejos de la imagen que uno conserva de sí mismo. Eso hay que saberlo y reconocerlo para no protestar porque los medios gráficos exhiben nuestros retratos con evidentes rasgos de choches y decrepitud.

AMLO fue nieto del inmigrante español José Obrador Revuelta, nacido en Ampuero, Santander y casado con la mexicana Úrsula González. Instalado en la población tabasqueña, el matrimonio procreó a Manuela Obrador González y cinco hijos más. Don José era comerciante pero también se desempeñaba como médico improvisado; fue impulsor del béisbol local, al grado que el pequeño parque beisbolero de Tepetitán, lleva su nombre.

La señorita Manuela, contrajo nupcias con el veracruzano Andrés López Ramón, que llegó a la localidad como velador de un depósito de Pemex. Ya casado con Manuelita, pusieron una tienda llamada La Pasadita. Andrés Manuel fue el primogénito de seis hermanos.

El que hoy hace su debut dentro de la franja poblacional denominada tercera edad, cursó la enseñanza primaria en la escuela “Marcos Becerra” la única que existía en su poblado natal. Según Zepeda Patterson le apodaron “El Molido” sin que nadie recuerde el motivo.

Al terminar la primaria, sus padres lo inscribieron en la única secundaria de la región, la “Rómulo Hernández García” de Macuspana, a dos horas de distancia de Tepetitán. Para no hacer el pesado viaje a diario, el adolescente se quedaba, durante la semana, en la casa de unos amigos de la familia. Los dos biógrafos consultados coinciden en que en Macuspana, nuestro personaje fue monaguillo en la iglesia de San Isidro el Labrador. Según Francisco Cruz, AMLO, “en la adolescencia fue, literalmente, un vago para el billar, de donde salió el sobrenombre de ‘El Tahúr’”.

Cuando el siguiente hijo de la familia tuvo que asistir a la secundaria, la familia emigró a Villahermosa, donde nuestro biografiado terminó la secundaria y la preparatoria. Sus padres siguieron siendo comerciantes; instalaron un almacén de ropa “Novedades Andrés” y la zapatería “La Gota”. En 1972, se trasladó al, entonces, Distrito Federal, para inscribirse en la licenciatura de Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM, carrera que cursó entre 1972 y 1976 aunque presentó su tesis hasta 1987. Su primer trabajo político fue como colaborador de la campaña para senador del poeta Carlos Pellicer.

El reloj

En mayo del 2005, Andrés Manuel López Obrador, Jefe de Gobierno del DF., lució un reloj marca Tiffany, regalo que le hiciera César Buenrostro, secretario de Obras del gobierno capitalino. Un medio reveló que el aparato, según el catálogo, tenía un valor de 80 mil pesos. AMLO negó el precio, dijo que cuando mucho valía 10 mil pesos.

Felipe Calderón, en ese momento sin ningún cargo público; Vicente Fox lo había separado de la Secretaría de Energía por permitir que lo destapara Ramírez Acuña en Guadalajara, ofreció comprar el reloj en los 10 mil pesos que, según su dueño, valía. Expidió un cheque por esa cantidad y lo entregó en la oficina del Ayuntamiento. César Yáñez devolvió el documento. El acto, aparentemente irrelevante, transcendió. Permitió que los medios volvieran a ocuparse de Felipe Calderón que a partir de ahí no bajó del torbellino mediático. Siguió hasta ser candidato presidencial por el PAN.

Recuerdo que la noche que se dio la noticia mis compañeros y yo escribíamos ‘El Privilegio de Mandar’, se nos ocurrió hacer una subasta del reloj de marras. En la puja ganaba Calderón, una vez vendido, el subastador golpeaba para dar por terminado la subasta pero por equivocación lo que golpeaba con su mazo era el reloj, que quedaba hecho añicos. No teníamos actor que representara a Calderón. De madrugada le hablamos a Moisés Suárez, actor amigo, con cierto parecido al panista. A partir de ahí el personaje Felipe Calderón se quedó en el elenco. A alguien no le gustó Moisés –adujeron que estaba gordo- lo cambiamos. El que siguió tampoco gustó. Probamos tres actores para hacer el personaje de Calderón.

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– Le tengo malas noticias don José.

– Usted dirá, doctor-

– Tiene que dejar de masturbarse

– Pero, ¿por qué?

– Porque estamos en consulta.