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A la mitad del sexenio, la percepción digital sobre Andrés Manuel López Obrador es consistente con las mediciones de la aprobación presidencial: la mitad de la población (50.71%) expresa simpatía, mientras que un tercio (33.38%) manifiesta expresamente su rechazo hacia el político tabasqueño.

Las encuestas reflejan las tasas de acuerdo o desacuerdo con el desempeño del Ejecutivo federal, mientras que el monitoreo de las benditas redes sociales trasluce mejor al humor social. Y a partir del data mining, con una tipología descriptiva-deductiva, Dinamic Company ha desarrollado un indicador que identifica el pulso de los usuarios del espectro sobre AMLO.

Aquí, nadie tiene otros datos. Y si bien hoy la mayoría manifiesta confianza hacia las acciones de López Obrador, el desencanto hacia la figura presidencial ha crecido en la primera mitad del sexenio. Cuando el Ejecutivo federal festejaba su tercer año en el poder, 15.9% de los comentarios en las redes sociales eran sobre su desilusión con la Cuarta Transformación.

La conversación en Facebook, Twitter, YouTube e Instagram refleja las expectativas y las frustraciones; las añoranzas y las quejas de quienes conviven en el ciberespacio. Su monitoreo y análisis permite discernir el ruido, eliminar los sesgos y aislar las cuentas inducidas, ya sean trolls o influencers.

La contingencia sanitaria generada por la pandemia y la posterior recesión económica explicarían esa afectación en el ánimo de los usuarios de las redes sociales, donde la Cuarta Transformación ha construido buena parte de sus cimientos.

En las redes sociales, la mayoría opina y quiere opinar sobre todo. Conversa con otros que conoce a través de la red, se integra a sociedades horizontales que terminan más importantes que los partidos y las ideologías.

Los Amlovers dominan el monitoreo digital. “Lo único que les importa es como cuenta su cuento el presidente”, reflexionó recientemente la periodista Tere Vale —compañera en las páginas de El Economista— en sus redes sociales. “No importa si son mentiras o no. Desprecian la realidad y quieren oír al cuentacuentos más exitoso de México”.

Ni hablar: la polarización se ve reflejada en las mediciones. Y prácticamente seis de cada 10 usuarios de las redes sociales en México expresan confianza ciega hacia AMLO, además de celebrar las decisiones gubernamentales, mientras que tres de cada 10 rechazan y recriminan sus narrativas mañaneras.

Dinamic Co. realiza monitoreo digital en media docena de naciones del hemisferio latinoamericano y un sistema para predecir el voto a través de inteligencia artificial es su aportación reciente a la industria de la mercadotecnia electoral. Augusto Del Río Lima está al frente de las operaciones en México, donde identificó que 7% de los usuarios de las redes sociales expresaban desencanto, en junio del 2019. Un año después, ese indicador subió 4 puntos y al cierre del 2021 registró 15 por ciento.

Del Río Lima explica que este incremento tiene que ver más con el hartazgo de la ciudadanía hacia las recriminaciones que AMLO recurrentemente formula a sus adversarios, más que a las fallas de la gestión de gobierno. Esos señalamientos negativos, añade, propician un ambiente de polarización.

Su popularidad —reconoce el experto— se mantiene incólume, pero el mandatario deberá construir puentes de distensión y procurar soluciones efectivas para los problemas cotidianos en lo que resta de su mandato.

Efectos secundarios
MARAÑAS. La disputa por 3,000 millones de pesos entregados por la directiva del Infonavit a los dueños de los programas de movilidad hipotecaría y de regularización de cartera que conformaban una “solución integral” y que derivaron en un desfalco a las arcas de esa institución, entró en una espiral litigiosa cuyo final es de pronóstico reservado.

A la mitad del sexenio, la percepción digital sobre Andrés Manuel López Obrador es consistente con las mediciones de la aprobación presidencial: la mitad de la población (50.71%) expresa simpatía, mientras que un tercio (33.38%) manifiesta expresamente su rechazo hacia el político tabasqueño.

Las encuestas reflejan las tasas de acuerdo o desacuerdo con el desempeño del Ejecutivo federal, mientras que el monitoreo de las benditas redes sociales trasluce mejor al humor social. Y a partir del data mining, con una tipología descriptiva-deductiva, Dinamic Company ha desarrollado un indicador que identifica el pulso de los usuarios del espectro sobre AMLO.

Aquí, nadie tiene otros datos. Y si bien hoy la mayoría manifiesta confianza hacia las acciones de López Obrador, el desencanto hacia la figura presidencial ha crecido en la primera mitad del sexenio. Cuando el Ejecutivo federal festejaba su tercer año en el poder, 15.9% de los comentarios en las redes sociales eran sobre su desilusión con la Cuarta Transformación.

La conversación en Facebook, Twitter, YouTube e Instagram refleja las expectativas y las frustraciones; las añoranzas y las quejas de quienes conviven en el ciberespacio. Su monitoreo y análisis permite discernir el ruido, eliminar los sesgos y aislar las cuentas inducidas, ya sean trolls o influencers.

La contingencia sanitaria generada por la pandemia y la posterior recesión económica explicarían esa afectación en el ánimo de los usuarios de las redes sociales, donde la Cuarta Transformación ha construido buena parte de sus cimientos.

En las redes sociales, la mayoría opina y quiere opinar sobre todo. Conversa con otros que conoce a través de la red, se integra a sociedades horizontales que terminan más importantes que los partidos y las ideologías.

Los Amlovers dominan el monitoreo digital. “Lo único que les importa es como cuenta su cuento el presidente”, reflexionó recientemente la periodista Tere Vale —compañera en las páginas de El Economista— en sus redes sociales. “No importa si son mentiras o no. Desprecian la realidad y quieren oír al cuentacuentos más exitoso de México”.

Ni hablar: la polarización se ve reflejada en las mediciones. Y prácticamente seis de cada 10 usuarios de las redes sociales en México expresan confianza ciega hacia AMLO, además de celebrar las decisiones gubernamentales, mientras que tres de cada 10 rechazan y recriminan sus narrativas mañaneras.

Dinamic Co. realiza monitoreo digital en media docena de naciones del hemisferio latinoamericano y un sistema para predecir el voto a través de inteligencia artificial es su aportación reciente a la industria de la mercadotecnia electoral. Augusto Del Río Lima está al frente de las operaciones en México, donde identificó que 7% de los usuarios de las redes sociales expresaban desencanto, en junio del 2019. Un año después, ese indicador subió 4 puntos y al cierre del 2021 registró 15 por ciento.

Del Río Lima explica que este incremento tiene que ver más con el hartazgo de la ciudadanía hacia las recriminaciones que AMLO recurrentemente formula a sus adversarios, más que a las fallas de la gestión de gobierno. Esos señalamientos negativos, añade, propician un ambiente de polarización.

Su popularidad —reconoce el experto— se mantiene incólume, pero el mandatario deberá construir puentes de distensión y procurar soluciones efectivas para los problemas cotidianos en lo que resta de su mandato.

Efectos secundarios
MARAÑAS. La disputa por 3,000 millones de pesos entregados por la directiva del Infonavit a los dueños de los programas de movilidad hipotecaría y de regularización de cartera que conformaban una “solución integral” y que derivaron en un desfalco a las arcas de esa institución, entró en una espiral litigiosa cuyo final es de pronóstico reservado.