Hagamos memoria. Porque en momentos como este es importante recordar. Michoacán era una desgracia y una tragedia. Los Templarios capturaron de facto todo el territorio. Impusieron las leyes del horror al gobierno estatal y a los municipales que se morían de miedo y ahogaban en la ineficacia y la corrupción. La Policía Federal y el … Continued
Hagamos memoria. Porque en momentos como este es importante recordar.
Michoacán era una desgracia y una tragedia. Los Templarios capturaron de facto todo el territorio. Impusieron las leyes del horror al gobierno estatal y a los municipales que se morían de miedo y ahogaban en la ineficacia y la corrupción. La Policía Federal y el Ejército conseguían acaso impedir que el avance criminal fuera más escandaloso. Los michoacanos sufrían y pagaban. Perdían y pagaban.
Surgieron entonces las autodefensas, 2013. Sobrevivieron y se multiplicaron a una velocidad inaudita. Los Templarios no lograron aniquilarlas y el gobierno no las persiguió. Cuando a principio del año pasado parecía que esos grupos parapoliciacos, paramilitares, se convertirían en algo que no presagiaba nada bueno, el presidente Peña Nieto arriesgó una fórmula: acompañar una nueva avanzada de fuerzas federales con un comisionado para la Seguridad y el Desarrollo.
Y dígase lo que se diga, el modelo funcionó. El comisionado Alfredo Castillo controló la situación y comenzó a darle cauce a la crisis, al grado de que en febrero, con apenas un mes en el cargo, varios nos preguntábamos, ¿si era tan fácil poner orden, por qué se tardaron tanto en hacerlo?
Los Templarios se dieron a la fuga. Inició un complicado, y por supuesto imperfecto, proceso de institucionalización de las autodefensas. La actividad económica vio un poco de luz. Y en regiones de Michoacán reapareció la volátil palabra confianza.
Quedarán también en la memoria los excesos propagandísticos de Castillo, las leyendas sobre sus privilegios y caprichos patrimonialistas, así como la frialdad con que traicionó a los dos grandes símbolos de la primera línea de resistencia contra los criminales: José Manuel Mireles, Hipólito Mora.
Este lunes, los candidatos del PRD y el PAN al gobierno de Michoacán, y de alguna manera el del PRI, me dijeron que los días de Castillo estaban contados, que el 1 de octubre era la fecha límite para que se marchara. El presidente Peña Nieto, el secretario de Gobernación Osorio Chong, se anticiparon, aprovecharon que cumplía un año en el cargo y le dieron las gracias al comisionado.
Lo menos que puede hacer el gobierno es recordar qué era Michoacán en enero de 2014 y evaluar lo que es en enero de 2015. Y luego darle un buen premio a Alfredo Castillo.
EN MENOS DE 140: De no ocurrir algo extraordinario, Xóchitl le diría hoy que sí a Madero, y Madero le dirá que sí a Xóchitl. Diputación federal de Hidalgo.