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La 4T considera que la suerte de los migrantes extranjeros es asunto menor para nuestra opinión pública. Por eso aceptó convertir la franja fronteriza norte en patio trasero de Estados Unidos, y considera que también eso último es asunto menor para nuestra opinión pública.

Pero una ni otra lo son. Al menos no solían serlo. Si algo causó quebraderos de cabeza a la administración anterior fue precisamente la suerte de los migrantes extranjeros y la posibilidad de convertir nuestro territorio en zona segura para los deportados de Estados Unidos.

Sin embargo, la 4T ha conseguido barrer el tema bajo la alfombra, aunque, hoy mismo, se encuentran en nuestro lado de la frontera 150 migrantes detenidos del otro lado durante las últimas cinco semanas, y enviados para acá.

Quiere decir que México funciona como el famoso “tercer país seguro” que le exigió convertirse Donald Trump, como moneda de cambio para aceptar enviar al Congreso la firma de la renovación del tratado comercial que antes se llamó TLCAN. Por cierto… falta la firma aún.

El NYT publicó esta semana que funcionarios del gobierno mexicano “han dicho que esta postura respecto a los migrantes es una decisión estratégica pensada para no hacer enojar a Trump. López Obrador ha evitado entablar una pelea pública posiblemente costosa sobre el tema”.

Por lo pronto, Estados Unidos amplió ayer el número de garitas para la devolución de migrantes centroamericanos a territorio mexicano, que antes sólo aplicaba en la de San Ysidro, en San Diego. Ahora también regresa a migrantes arrestados allá por las de San Ysidro PedWest y Otay.

Y claro que eso de ser el “tercer país seguro” para “no hacer enojar a Trump” puede acabar en desastre. Tijuana, por ejemplo, que está rebasada por el hacinamiento de migrantes, registró en 2018 su año más mortífero por la disputa del mercado del narcotráfico, con dos mil 500 asesinatos.

En Tijuana conviven grandes agrupaciones de aspirantes a asilo en Estados Unidos: inmigrantes de Haití, el Congo, India, Honduras, El Salvador, Guatemala… quienes son entrevistados aquí por funcionarios de Estados Unidos para decidir si son recibidos allá.

Y el plan estadounidense para convertirnos en sala de espera va que vuela. Una circular del Departamento de Estado informó ayer que:

“A partir de hoy hemos expandido el programa MPP a todas las zonas entre los puertos de entrada del Sector San Diego. Y esperamos expandirlo a puertos de entrada adicionales y sectores en la frontera en próximas semanas”.

Como sea, el actual gobierno no cumple todavía sus promesas a los migrantes de facilitarles hasta visas de trabajo, pues lo único que les ha dado es…

Unos cuartos para que la migra venga a interrogarlos aquí.