Si rastreáramos cada uno de los campos de polarización que hay en el espacio público, encontraríamos proporciones de responsabilidad semejantes
Oigo y leo opiniones que describen la polarización política que vivimos como algo construido a partes iguales por el gobierno y por sus opositores. También como un fuego que lo cubre todo.
Creo que las dos cosas son inexactas.
El agente polarizador activo de estos años ha sido el Presidente, no sus críticos, y menos sus opositores políticos, que apenas van apareciendo en la escena.
Veamos polarizaciones recientes.
¿Cuánto ha puesto el INE de su parte en el gigantesco pleito que el Presidente trae contra él?
¿Cuánto ha puesto de su parte la nueva presidenta de la Corte, Norma Piña, para que el Presidente inaugure con ella su denuncia de una aceleración en la corrupción de los jueces?
¿Cuánto ha puesto de su parte el rector de la UNAM, Enrique Graue, para que el Presidente se burle diciendo que sus explicaciones sobre el plagio de la ministra Esquivel no son sino un “choro mareador”?
He ahí tres frentes de polarización.
Han sido lanzados a la plaza pública por el Presidente, sin que “la otra parte” haya hecho nada remotamente cercano al propósito de oponerse al Presidente o de polarizar su ámbito de trato con él.
Si rastreáramos cada uno de los campos de polarización que hay en el espacio público, encontraríamos proporciones de responsabilidad semejantes.
Importa quién tira el primer golpe, porque, una vez empezada la pelea, todos quedan obligados a callar o a responder, pero todas las respuestas, al salir, ya son parte de un pleito iniciado, no de un diálogo democrático o de un intercambio plural de diferencias.
La polarización es una estrategia reconocida del Presidente, que quisiera al país dividido en dos: pueblo transformador mayoritario vs. élites conservadoras minoritarias.
Y ganar la elección en esa lógica.
Creo que la elección terminará bifurcándose en oficialismo y oposición, pero eso no quiere decir que el país esté polarizado de cabo a rabo.
La polarización se da sobre todo en el ámbito político, no en el social. Y la voz cantante en ese ámbito es la del Presidente, quien se querella sin cesar, tiene el micrófono más fuerte y puede acompañar sus palabras con actos de autoridad.
https://www.milenio.com/opinion/hector-aguilar-camin/dia-con-dia/sobre-la-polarizacion