Elecciones 2024
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Pasó la hora de sorprenderse por la afinidad política del gobierno mexicano con las dictaduras de América Latina, en especial con la cubana.

Está claro que son regímenes admirados por la llamada 4T, regímenes tiránicos y empobrecedores, verdaderos azotes para sus pueblos, en los que el gobierno de México, sin embargo, invierte prestigio, dinero y distinciones.

El gobierno de México repite la versión oficial de la dictadura cubana, según la cual el desastre de la isla se debe, en todo, al embargo estadunidense de los 1960s, y en nada a las decisiones internas de los últimos 60 años.

El gobierno de México le compra al gobierno de Cuba médicos y vacunas, le manda estudiantes becados, importa balasto para el Tren Maya y know how del complejo militar cubano y de su aparato de seguridad, todo lo cual cuesta cantidades que se mantienen en sospechoso secreto.

El presidente de la dictadura cubana, Díaz-Canel, ha sido orador oficial en el día del Bicentenario de la Independencia de México y acaba de recibir la condecoración del Águila Azteca, que se otorga a extranjeros por “servicios prominentes prestados a la Nación Mexicana o a la humanidad”.

Imposible precisar qué servicio prominente han prestado Cuba o Díaz-Canel a México, por más que se señale oficialmente la ayuda recibida durante nuestra pandemia. Nuestra pandemia de 600 mil muertos.

La razón de todo esto es ideológica. La dijo el presidente mexicano como posdata a su discurso de entrega del Águila Azteca:

“Cuba, por su lucha en defensa de la soberanía… merece el premio de la dignidad y… debe ser considerada como la nueva Numancia”.

La admiración de López Obrador por Cuba es real y antigua. Parece darle la razón a quienes, desde las elecciones de 2006, olían en su admiración por Cuba y por Venezuela “un peligro para México”.

Desde luego, uno se pregunta por qué a la hora de escoger países que admirar en América Latina, la llamada izquierda mexicana se descoca por Cuba o por Venezuela, y no por Uruguay o por Chile.  

El hecho es que la sintonía cómplice del gobierno de México con la dictadura cubana va desnuda por la calle, impresentable, financiada y condecorada.