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Quienes recuerdan las grandes crisis macroeconómicas de México de los años ochentas y noventas del siglo pasado, deben estar oyendo ecos familiares. El más fuerte y más global es el de la inflación de los precios fundamentales de la economía, que suele dar paso a alzas en las tasas de la Reserva Federal, la banca mundial de referencia.

Para contener el alza de precios, la Fed encarece el dinero y enfría así la economía, lo que quiere decir que la frena. Si se le pasa un poco la mano produce el fenómeno más indeseable de todos: que la inflación persista y la economía se estanque.

Se llamó en tiempos idos estanflación. Pero aun si a la Fed no se le pasa la mano, el efecto de sus alzas sobre economías emergentes, con menos recursos que los países prósperos de occidente, es terrible, porque frena lo que de por sí estaba creciendo poco o nada. Ha sido el caso de México varias veces.

Quienes recuerdan las grandes crisis macroeconómicas de México de los años ochentas y noventas del siglo pasado, deben estar oyendo ecos familiares.

El más fuerte y más global es el de la inflación de los precios fundamentales de la economía, que suele dar paso a alzas en las tasas de la Reserva Federal, la banca mundial de referencia. Para contener el alza de precios, la Fed encarece el dinero y enfría así la economía, lo que quiere decir que la frena.

Si se le pasa un poco la mano produce el fenómeno más indeseable de todos: que la inflación persista y la economía se estanque. Se llamó en tiempos idos estanflación.

Pero aun si a la Fed no se le pasa la mano, el efecto de sus alzas sobre economías emergentes, con menos recursos que los países prósperos de occidente, es terrible, porque frena lo que de por sí estaba creciendo poco o nada. Ha sido el caso de México varias veces.