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Las mañaneras de los últimos días dejan muy claro lo que quiere el presidente López Obrador.

Quiere un régimen político transexenal, donde su partido tenga mayoría calificada en el Congreso, suficiente para cambiar la Constitución.

Quiere cambiar la Constitución para transformar de raíz, primeramente, el Instituto Nacional Electoral y la Suprema Corte.

Quiere poner ambas instituciones a votación. En el caso del órgano electoral, para regresarlo a ser una oficina del gobierno, aunque con consejeros electos.

En el caso de la Suprema Corte, para volverla un poder sometido a la marea política y al vaivén de los votos, antes que a los mandatos de la Constitución.

El supuesto de ambos cambios es que el gobierno ganará todas las elecciones. El Congreso, por dos tercios o más. La elección de los consejeros del INE y la de los ministros de la Corte, por mayorías equivalentes.

¿Cómo piensa el Presidente alcanzar esas mayorías?

Con elecciones de Estado.

Por lo pronto, violando la ley que le prohíbe usar electoralmente los programas oficiales, hacer proselitismo político y poner el gobierno al servicio de sus candidatos.

Los precandidatos presidenciales de Morena incurren desde hace meses en actos anticipados de campaña, lo cual es un delito.

El Presidente lleva semanas diciéndole a sus oyentes por quién deben votar y por quién no. Un delito también.

Su proyecto de elección de Estado está en marcha en el Estado de México y en la sucesión de Morena. Es lo que tenemos en 2023, y lo que tendremos en 2024: toda la carne del Estado puesta en el asador de los candidatos oficiales.

En suma, el Presidente quiere tener mayoría constitucional en el Congreso para desarmar al INE, politizar a la Corte y entrar a otro sexenio 4T.

El fin de semana añadió un rasgo clave al proyecto: “expropió”, sin usar la palabra, varios tramos de vía de la empresa Ferrosur, en favor de la Marina y su tramo del Corredor Interoceánico del Istmo.

Lo que quiere el Presidente, entonces, es un régimen con elecciones de Estado, hegemonía oficial en el Congreso, INE subordinado a Gobernación, Corte politizada y poder Ejecutivo expropiador.

Se ha dibujado de cuerpo entero.