Expertos de la UNAM monitorean aguas residuales para medir el nivel de diseminación de COVID-19 y los fármacos utilizados contra la enfermedad
Especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desarrollan una metodología para medir el nivel de diseminación de COVID-19 en zonas localizadas del país monitoreando en aguas residuales el virus SARS-CoV-2 y fármacos que se usan contra esa enfermedad.
La investigación, llevada a cabo por la Facultad de Medicina (FM) y los institutos de Geología (IGl) y Ciencias Aplicadas y Tecnología (ICAT) de la UNAM, busca medir el nivel de diseminación de la enfermedad en una población midiendo la carga del virus en el agua del drenaje, explicaron los investigadores.
“Este ejercicio implica hacer un seguimiento de los restos del material genético del virus (ARN), a través de sofisticados métodos de purificación y análisis en muestras tan complejas como el agua del drenaje”, señaló Yolanda López Vidal, académica de la FM.
Los especialistas explicaron que una vez que el virus infecta al cuerpo humano pueden pasar algunos días para que se comiencen a expresar los síntomas de la enfermedad.
Desde que comienza el periodo de latencia hasta que concluye el efecto del virus de COVID-19, el paciente excretará partículas virales (unas activas y otras inactivas) y posteriormente residuos de los fármacos que ha tomado como tratamiento.
Rodolfo Zanella Specia, director del ICAT, detalló que los objetivos de la investigación son estimar la tasa de diseminación del virus y los fármacos utilizados en el tratamiento.
Además, se busca dar seguimiento a la inactivación del virus y a las variaciones en la concentración de los fármacos a lo largo del ciclo urbano del líquido; así como evaluar el riesgo de llegada del virus activo a los campos agrícolas que se riegan con el agua residual de la Ciudad de México.
La investigación, que se inició en mayo de 2020 y concluirá en 2023, también estudia los efectos del virus y de los fármacos contra COVID-19 en el suelo agrícola del Valle del Mezquital, Hidalgo, “el cual se riega con agua residual proveniente de la capital del país”, comentó Blanca Prado Pano, investigadora del IGl.
Hasta ahora, los investigadores han encontrado en 12 puntos de muestreo sustancias farmacéuticamente activas en el agua residual de la Ciudad de México como la recurrente presencia del antiinflamatorio dexametasona, el antibiótico azitromicina y el antiparasitario ivermectina, medicamentos sistemáticamente recetados a los pacientes infectados con COVID-19 en diferentes grados de severidad.
Los especialistas coincidieron en que el estudio de partículas virales en el agua residual seguirá siendo fundamental para conocer el destino de los virus en el medioambiente, así como moldear la percepción del riesgo de sufrir nuevos brotes asociados a posibles reservorios.
En el mismo sentido, el trabajo desarrollado en la Universidad guiará el diseño e implementación de tratamientos de agua residual como una medida de prevención para la diseminación de los contaminantes y las enfermedades emergentes en zonas de descarga, como el Valle del Mezquital.
Hasta ahora, México registra más de 5.6 millones de contagios y más de 323 mil muertes por COVID-19.
Con información de EFE