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Sequías de hasta 200 años ocasionarían colapso de los mayas
Foto de Jezael Melgoza para Unsplash

Los estudios de zooarqueología que se realizaron en Mérida refuerzan la teoría de que el colapso de muchas de las grandes ciudades mayas mesoamericanas estuvo relacionado con prolongados periodos de sequía, algunos de hasta 200 años.

Así lo expuso la investigadora del Laboratorio de Zooarqueología de la Facultad de Antropología de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), Nayelli Jiménez Cano, antes de impartir una conferencia sobre el tema.

Explicó que la zooarqueología es una disciplina que estudia los restos de todo tipo de fauna animal; además, mencionó que ya se han hecho y se siguen haciendo estudios en esa área en la entidad.

“La cantidad de huesos de animales que se encuentran en un sitio objeto de exploración, por ejemplo, también puede revelar mucha información de cómo se sustentaban las personas que vivieron en ese sitio hace ya miles de años”.

“Mientras más huesos se logran encontrar, esto nos va indicando que hubo una mayor actividad antrópica (cosas modificadas o producidas por las actividades humanas) en el punto explorado”, precisó.

Abundó: “Los primeros pobladores de Mesoamérica también convivían con fauna doméstica como la sociedad contemporánea, y también cazaban animales para obtener alimento y muchos de los restos de esos animales siguen ahí”.

Sin embargo, añadió, de manera paulatina la milpa empezó a ser más importante que la selva para la obtención de alimento, en especial para obtener maíz, leguminosas y hortalizas.

Ese fue el principio de un proceso de deforestación de selvas que se ha prolongado hasta la época actual, pero para los antiguos mayas la dependencia alimentaria de la milpa habría sido una de las causas de su colapso como civilización.

A ese periodo se le identifica como “colapso maya” y se refiere a la decadencia y el abandono de muchas de las ciudades mayas de Mesoamérica, especialmente en la zona de Guatemala.

“Estudios recientes refuerzan la teoría de que en la región hubo prolongados periodos de sequía que pudieron superar incluso los 200 años, por lo que la milpa y su fuerte dependencia de las lluvias ya garantizaba la supervivencia”, indicó.

Eso refuerza la tesis de que la gente tuvo que abandonar las zonas que ya había urbanizado para desplazarse a sitios con mayor cantidad de fauna animal y poder abastecerse de alimento, como son los montes y las selvas, o incluso las zonas costeras.

De tal forma que la zooarqueología está permitiendo mirar, en una especie de ventana al pasado, cómo explotaban los recursos animales las civilizaciones pasadas y cómo impactaba esta explotación a los ecosistemas.

Y en este caso ayuda a confirmar que el clima habría tenido muchísimo que ver en la debacle de muchos de los pueblos originarios de América Central, puntualizó.

La conferencia que impartió Jiménez Cano se denominó “Zooarqueología en el área maya: presiones antrópicas y cambios climáticos en las Tierras Bajas del Norte”, la cual se llevó a cabo en el Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Con información de Notimex