Señaló el Arzobispo Primado de México que “hay perfecta comunión”, pleno respeto y obediencia de él ante el papa Francisco
El arzobispo primado de México, el cardenal Norberto Rivera Carrera, señaló que son solo rumores mal intencionados los que apuntan que existe una ruptura entre él y el papa Francisco.
En la Misa Crismal celebrada en la Catedral Metropolitana, se señaló que, de su parte, existe un pleno respeto, comunión, y obediencia al obispo de Roma.
“Ante los rumores mal intencionados de algunos que quieren ver una ruptura de un servidor o de nuestra Arquidiócesis con el Santo Padre, quiero dejar bien claro delante de ustedes, mi presbiterio y pueblo de Dios que, para con el Papa Francisco hay perfecta comunión, respeto y obediencia.
“Además, hay sincero cariño y amistad. No me cabe duda que su persona y su ministerio son un don que Dios ha dado a su Iglesia y queremos que sepa, Santo Padre, que usted está en nuestra oración y nuestro corazón, y que el pueblo de México le será siempre fiel”, señaló ante los sacerdotes que hoy renovaron sus promesas sacerdotales y fieles que se reunieron en la celebración.
En la homilía, el arzobispo además recordó el discurso que Jorge Bergoglio pronunció ante obispos el pasado 13 de febrero en la Catedral, aquel que fue interpretado como una dura crítica hacia la jerarquía católica mexicana.
“El papa Francisco en esta santa Catedral hizo un exhorto vehemente a que los pastores nos reclinemos con delicadeza y respeto sobre el alma profunda de nuestra gente, a tener una mirada capaz de reflejar la ternura de Dios. Para ello, es preciso tener una mirada limpia, un alma transparente y un rostro luminoso”, enfatizó.
Agregó que el pontífice pidió tener una verdadera conversión pastoral y no dar viejas respuestas a las nuevas demandas.
Rivera Carrera, además, recordó que el papa pidió que la jerarquía no se cansara, y trabaje “sin miedo en la tarea de evangelizar, a no caer en la tentación de la distancia y el clericalismo, de la frialdad y la indiferencia, a evitar el comportamiento triunfal y la autoreferencia”.
Además, pidió a los sacerdotes a no ser “un obstáculo”, para que pueda fluir la gracia de Dios.
“¡Ay de nosotros si no sabemos apacentar a su rebaño! ¡Ay de nosotros si solo nos apacentamos a nosotros mismos! ¡Ay de nosotros si no tenemos la mirada, los gestos y sobre todo el corazón del buen pastor, lleno de amor, solicitud y compasión por sus ovejas”, sentenció.
Con información de Reforma