Frente aproximadamente 300 mil personas, el papa Francisco ofició una misa en el predio de El Caracol, en Ecatepec
Este domingo, el papa Francisco arribó al predio de 45 hectáreas de la zona conocida como El Caracol, para oficiar una misa frente a aproximadamente 300 mil personas.
Después de arribar a este predio, el papa cambió su vestimenta por la túnica morada tradicional de la Cuaresma para oficiar la ceremonia religiosa, y los asistentes dejaron de cantar y vitorear al pontífice para concentrarse en la celebración eucarística.
Luego de recitar los ritos de entrada de la ceremonia, incluido el acto penitencial, el pontífice tomó asiento para escuchar las lectura de la liturgia de la Palabra.
Después de que fueran leídas la Primera y la Segunda Lectura, entre las cuales se cantó el Salmo Responsorial, se procedió a la lectura del Evangelio, la cual se realizó en forma de canto.
Por tratarse del primer día de la Cuaresma, se leyó el fragmento del Evangelio según San Lucas, correspondiente a los días que Jesús pasó en el desierto, donde fue tentado por el diablo.
Posteriormente, el papa Francisco tomó los micrófonos para dirigir la Homilía a los fieles, donde les aseguró que “Dios es un Padre nuestro y no un Padre mio”.
Durante su mensaje, el pontífice recordó que la Cuaresma es el “tiempo para quitarnos la ropa de la apatía y la indiferencia”, así como “para abrir los ojos y los sentidos, desenmascarar las tentaciones que el mal quiere plasmar”.
“Metámoslo en la cabeza: con el demonio no se dialoga”, recalcó el Santo Padre, recordando que las tres tentaciones del diablo a Jesús en el desierto son la riqueza, la vanidad y el orgullo.
Tras la Homilía, el papa Francisco dirigió a los presentes durante el rezo del Credo.
Asimismo, el pontífice realizó la Oración sobre las ofrendas, así como la plegaria eucarística, punto cumbre de la celebración, a lo cual siguió el rezo del Padre Nuestro y el rito de la paz, para luego dar paso a la fracción del pan y el rito de la Comunión.
Antes de arribar al predio el pontífice recorrió en el papamóvil 8.8 kilómetros de las avenidas Central e Insurgentes, a una velocidad de entre 20 y 25 kilómetros por hora, donde miles de personas lo esperaban en un ambiente festivo para saludarlo y recibir su bendición.
El templete utilizado por Jorge Mario Bergoglio para oficiar la ceremonia eucarística es una réplica de la capilla de Tlalmanalco.
Redacción