Tras la reunión se enviará un documento al Papa Francisco quien tendrá la última palabra sobre el tema de los divorciados vueltos a casar
La historia de un niño mexicano de apenas 11 años de padres divorciados, conmovió a los obispos que participan en una cumbre y que discuten asuntos delicados sobre la familia, como la situación de los divorciados vueltos a casar.
Varios clérigos que asisten al Sínodo de los Obispos, reconocieron hoy que el gesto del pequeño les llenó de preguntas y les hizo reflexionar sobre el “drama humano” que viven justamente los divorciados en la Iglesia.
La historia del menor fue contada por el obispo de Piedras Negras (Coahuila), Alonso Gerardo Garza Treviño, ante el pleno de los 270 “padres sinodales” justo cuando se debatía ese tema, a puertas cerradas en el Aula Nueva del Sínodo.
Garza relató que durante una misa de primera comunión que él presidió en su diócesis, un niño cuyos padres estaban divorciados vueltos a casar y sabiendo que no podían comulgar por eso, tomó su hostia y la partió en tres trozos: una la consumió él y las otras se las dio a sus padres.
“Nos hemos conmovido, nos hace pensar en el drama que toca a todas las familias. Nos ha traído tantas preguntas, sea por estas circunstancias y otras. Nos giran en la cabeza, en el corazón, en la oración, no somos indiferentes a estas cosas”, dijo Fouad Twal, patriarca católico de Jerusalén.
De esta manera la asamblea episcopal ingresó en su tercera semana de sesiones y en los próximos días los asistentes recibirán un documento final que deberán votar el próximo sábado. El texto contendrá una serie de recomendaciones destinadas al Papa, quien tendrá la última al respecto.
Redacción