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SCJN: a una renovación desde la independencia
Arturo Zaldivar, nuevo ministro presidente de la SCJN. Foto de Archivo

La opinión de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en texto original publicado en Grupo Milenio.

El pasado 2 de enero una mayoría de mis compañeras y compañeros ministros de la Suprema Corte depositó en mí su confianza para ocupar el cargo de presidente durante los próximos cuatro años. Esa confianza me honra y me compromete a trabajar en unidad hacia la meta común que nos une a todos, que es la de fortalecer al Poder Judicial de la Federación, como condición esencial para el sano funcionamiento de nuestro Estado constitucional y democrático de derecho.

En el contexto político por el que atravesamos es necesario que las decisiones sobre el futuro del Poder Judicial de la Federación se tomen por el más amplio consenso de los ministros de la Corte, entendiendo que el presidente no es la cabeza ni el titular de este poder del Estado, sino únicamente su representante. Por ello, el diseño de las políticas públicas que se emprendan a partir de ahora debe ser el producto de la participación de todas las señoras y los señores ministros, en un modelo de decisión en el que contribuyamos todos y se aprovechen todos nuestros talentos y habilidades.

El compromiso que tenemos frente a nosotros es el de renovar el Poder Judicial Federal, porque esa es la exigencia de la sociedad. Como Poder democráticamente legitimado, tenemos la obligación constitucional de atender sus demandas de justicia. Ello implica mejorar aquello en lo que hemos fallado, fortalecer lo que hemos hecho bien, y emprender decididamente aquello que ha quedado en el tintero.

La Corte ha sido un órgano extraordinariamente importante en la consolidación de las instituciones en nuestro país. No se podría explicar la transición democrática de México sin el papel equilibrador, garante de la división de Poderes, del federalismo y —ante todo– defensor y desarrollador de los derechos humanos, que la Corte ha desempeñado en las últimas dos décadas.

Pero lo cierto es que toda esta riqueza de nuestro trabajo no ha sido comunicada de una manera efectiva; no hemos tenido la apertura y la transparencia suficientes para estar más cerca de la gente, para comunicar mejor el impacto de nuestras decisiones, para verdaderamente dialogar con la sociedad, haciendo llegar el mensaje de que el bienestar, la vigencia y la defensa de los derechos descansa, en gran medida, en lo que resuelven diariamente los jueces federales.

En este sentido, reitero que la fortaleza más grande que tiene el Poder Judicial de la Federación son las juezas, jueces, magistradas y magistrados que lo integran. Será mi prioridad defender su autonomía e independencia, porque defender la independencia judicial es defender los derechos humanos de todos, es defender el estado de derecho, es defender la seguridad jurídica y la libertad. La independencia judicial no es una idea abstracta, no es un buen propósito, sino un presupuesto indispensable para la existencia misma de un Estado democrático.

Pero independencia no es aislamiento, no es enfrentamiento, no es intolerancia. La independencia supone un diálogo constructivo con los otros Poderes asentado en el respeto a la división de poderes. La independencia judicial es, sobre todo, algo que se defiende todos los días, con nuestros proyectos, con nuestras sentencias, con nuestros votos, pero también con nuestra conducta pública y privada.

Para defender nuestra autonomía es preciso que todos los integrantes del Poder Judicial de la Federación ejerzamos en todo momento la independencia judicial que ordena nuestra Constitución, en la que no solo debemos desempeñarnos al margen de las presiones del poder político, sino de cualesquiera otros intereses personales, familiares o corporativos.

Solo así podremos recobrar la confianza de la ciudadanía en nosotros, por el bien de nuestro país y de todos los que lo habitamos. Tenemos la oportunidad histórica de renovar el Poder Judicial, de hacer las cosas mejor para beneficio de todos, y no la podemos desaprovechar.

Comienzan cuatro años de trabajo intenso en beneficio de nuestro país. Convoco a todos quienes tenemos el privilegio de servir a nuestra Patria desde las filas del Poder Judicial de la Federación a que juntos construyamos esa Justicia que queremos y que merecemos.