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Mexicanos producen 10 kilos de basura electrónica al año
Basura electrónica. Foto de UNAM

Cada mexicano produce al año 10 kilos de basura electrónica, lo que supone un gran reto dada la peligrosidad de esta para el medio ambiente.

Heberto Ferreira, experto del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la UNAM, señaló que México es el tercer país de América con el mayor número de este tipo de desechos.

Más grave es la poca conciencia sobre el problema y la falta de regulación sobre su manejo, pues mientras en países como Argentina hay hasta 30 leyes, en México solo hay una que no está actualizada y es muy laxa.

Mexicanos producen 10 kilos de basura electrónica al año - aparatos-electronicos
Aparatos electrónicos. Foto de Greenpeace

También faltan incentivos para que las empresas reciclen, dar facilidades o estímulos a quienes pongan una recicladora y sus componentes no se tiren a la primera, indica Ferrerira.

Pero los esfuerzos deben orientarse a los hábitos de consumo, pues se tiran pantallas, celulares y hornos de microondas, entre otros productos que afectan los mantos freáticos, que son de donde se extrae el agua para consumo.

“Es posible que la basura electrónica dañe la respiración porque el plástico se bioacumula y reacciona”, señaló el experto en sustentabilidad en un comunicado para la UNAM.

Las pilas son los productos más peligrosos porque una vez que su energía se agota presentan una reacción química que no es controlable, además de que no es posible reciclarlas en su totalidad.

Ferreira se pronuncia por estandarizar los componentes electrónicos, principalmente los cargadores.

“Las empresas deberían ponerse de acuerdo para no generar chatarra, utilizar un mismo tipo de cargador, o adaptadores y componentes móviles. Para 2050, se estima que habrá 160 millones de mexicanos, y si el ritmo de producción de basura electrónica continúa, estaremos originando más de dos millones de toneladas”, advirtió.

El experto recomienda utilizar los aparatos electrónicos tanto como sea posible y pasarlos a alguien más cuando ya no se requieran, o en su caso, desecharlos de manera responsable.

Con información de López-Dóriga Digital