Decía ayer que pobre país que su futuro estaba en manos de un Yunes, pero corrijo: pobre país cuya pinche oposición no tuvo los votos para evitar que eso sucediera y que su futuro y el de nuestros hijos, estuviera en el miedo y voto de un Yunes
Una sociedad pusilánime, es una sociedad decadente.
Florestán.
Ayer fuimos testigos en la jornada más estercolera en la historia del Congreso mexicano cuando en el afán de complacer a López Obrador, la mayoría del régimen llegó a niveles de fecalidad nunca vistos.
Y todo en aras de darle su reforma al Poder Judicial de la Federación a fin de que la noche del domingo, al arengar por última vez a los padres que nos dieron patria, pueda vitorear la reforma al Poder Judicial, pasando por encima de todas las formas del aseo político y legal.
La crónica de ayer en el Senado de la República, para empezar presidido por un impresentable Gerardo Fernández Noroña, fue inenarrable, pero trataré de recuperarla.
Desde la noche anterior estaba la versión de que el panista Miguel Ángel Yunes Linares, vía su hijo, Miguel Ángel Yunes Márquez, sería el traidor, el senador 86 que el régimen no tenía para construir la mayoría calificada y darle al sumo presidente su nuevo Poder Judicial.
Pero también estaba, aunque Movimiento Ciudadano lo negara, el voto de su senador Daniel Barreda, el 87. Dos Judas de oposición.
La sesión citada a las 11, e inició tarde y con dos ausencias. Yunes Márquez, del PAN y Barreda, de MC.
Al inicio, el coordinador de los senadores de MC, Clemente Castañeda, subió a la tribuna para denunciar que su senador campechano y su padre, habían sido encarcelados por el gobierno de Layda Sansores para que no asistieran a votar.
Esto fue desmentido por el líder del Senado, Adán Augusto López Hernández y el mismo Noroña diciendo que habían hablado con él, que no estaba preso pero sin decir dónde se localizaba. Sobre esto, corrió una versión del Verde de que ya estaba en sus filas con su voto a la reforma. Pero seguía detenido.
Pero en eso llegaron el senador panista Yunes Márquez y su padre y suplente, Miguel Ángel Yunes Linares, el otro voto que necesitaba la mayoría oficial.
En la sesión, el hijo pidió licencia al Senado, por motivos de salud, y el padre protestó el cargo en su lugar en medio de las protestas e insultos de la minoría opositora. Dijo en tribuna que por la tarde su hijo ya estaría sano para votar, como fue, y se sumó a la bancada de Morena, acompañado de ¡Félix Salgado!
Lo surrealista crónica, seguía.
Haciendo valer su mayoría, Morena aprobó la primera lectura de la reforma y citó a nueva sesión a las 14:30 que fue cuando los trabajadores del Poder Judicial dieron portazo e irrumpieron en el pleno llevando a suspender la sesión y citarla en Xicoténcatl, como recinto alterno.
Allí se reanudó y Yunes Márquez, ya sano, se presentó para retomar su cargo.
Decía ayer que pobre país que su futuro estaba en manos de un Yunes, pero corrijo: pobre país cuya pinche oposición no tuvo los votos para evitar que eso sucediera y que su futuro y el de nuestros hijos, estuviera en el miedo y voto de un Yunes.
Nos vemos mañana, pero en privado.