Elecciones 2024
Elecciones 2024
La madre de los dioses, Coatlicue: historia y simbolismo

Corría el año de 1790 en la capital de Nueva España cuando su plaza de armas (ahora llamada Plaza de la Constitución) estaba en plena ebullición debido a las labores de pavimentación y remodelación que mandó a realizar el Virrey Juan Vicente Güemes Pacheco de Padilla Horcasitas y Aguayo, mejor conocido como el Segundo Conde de Revillagigedo.Su principal objetivo era mejorar las condiciones de higiene y de seguridad de la plaza de armas, así como de las calles de la ciudad.

Para lograr este cometido reubicó la horca y a los vendedores que ofrecían sus mercancías sobre petates. También mando nivelar la explanada que actualmente llamamos Zócalo debido a que existía un antiestético montículo en uno de los extremos de la plaza. Mientras se realizaban estas modificaciones, los trabajadores y autoridades accidentalmente encontraron tres piezas emblemáticas de gran tamaño pertenecientes a una cultura ya extinta cuyo legado se había perdido en el transcurrir de los años; la cultura mexica. Las tres piezas encontradas fueron: la piedra de Tízoc, el calendario azteca o piedra del sol y por último, la representación monolítica de la deidad Coatlicue, madre de los dioses mexicas.

La madre de los dioses, Coatlicue: historia y simbolismo - virrey-juan-vicente-guemes-pacheco-de-padilla-horcasitas
Virrey Juan Vicente Güemes Pacheco de Padilla Horcasitas

Esta última fue encontrada en la esquina de las actuales calles de Corregidora y Pino Suárez. Fue un 13 de agosto de 1790 cuando algunos trabajadores que instalaban una atarjea de mampostería se toparon con Coatlicue, la cual estaba a escasos dos metros de profundidad. Se encontró boca abajo en posición horizontal. Les tomó tres semanas de maniobras poderla retirarla del sitio donde fue encontrada.  Curioso que el día de su hallazgo haya sido el mismo que el de la caída de Tenochtitlán pero del año de 1521.

La singular pieza paso por diferentes espacios públicos hasta que fue colocada en una de las sedes de la Real y Pontificia Universidad de la Ciudad de México, ubicada al oriente de la actual Suprema Corte de Justicia. Debido a que en dicho lugar las personas seguían venerándola y dejándole ofrendas, flores e incluso cadáveres de animales, se decidió enterrarla nuevamente con el fin de evitar dichas manifestaciones de tan mal gusto y que fomentaban la idolatría.

Fue desenterrada nuevamente en el año de 1803 a petición de un gran explorador y antropólogo: Alexander von Humboldt, quien pidió que nuevamente la extrajeran de la tierra pieza para poder estudiarla y dibujarla con todos su maravillosos y terroríficos rasgos.

Entre las varias conclusiones a las que llegó el carismático viajero fue que en tiempos de los mexicas la pieza se mostraba colgada para que fueran visibles los grabados que se encontraban en su base, afirmación a todas luces falsa y ridícula. La imagen a la que se refería era la deidad de la tierra del mundo mexica, Tlaltecuhtli en su representación masculina.

Sabemos esto último debido a que la representación porta el braguero usado por los hombres mesoamericanos llamado maxtlatl. También lleva orejeras, sandalias, bigoteras, estas últimas relacionadas con las deidades de la lluvia como Tlaloc y sus respectivos tlaloques.

La madre de los dioses, Coatlicue: historia y simbolismo - grabado-inferior-coatlicue
Cara inferior de Coatlicue donde se representa claramente a la deidad de la tierra: Tlaltecuhtli. Foto de Internet

Ya que se comenzó con la descripción de la base de la Coatlicue, seguiremos con una breve explicación de los elementos que la componen y su significado el cual en muchas ocasiones es desconocido a pesar de que la pieza ha sido reproducida en billetes, monedas y hasta en la obra de grandes muralistas como Diego Rivera.

La madre de los dioses, Coatlicue: historia y simbolismo - cara-lateral-coatlicue
Cara lateral del monolito de Coatlicue: Foto: Enrique Ortiz

La pieza de Coatlicue representa un ser antropomorfo de carácter femenino a la cual se le han adicionado diferentes elementos de animales, de humano y objetos rituales. Su nombre significa en náhuatl: “la que porta la falda de serpientes”. En el pasado existió un fuerte debate sobre la identidad de la diosa, algunos investigadores la relacionaron con Tlateotl, señor/señora de la tierra, otros pensaron que se trataba de una mezcla de los atributos de diferentes deidades como Tlatecuhtli, Mictlantecuhtli y Cihuacoatl.

Finalmente, Boone la asocia con las Tzitzimime, monstruos femeninos de poder destructivo que amenazaban con descender y devorar a la humanidad en el ocaso del quinto sol. En la actualidad, se ha llegado al consenso que se trata de la representación monolítica de la madre de los dioses, también conocidas como Teteo innan y Tonantzin. No podemos olvidar que a través del mito de Coatepetl, también era la madre del dios tribal mexica: Huitzilopochtli.

Esta pieza representa una diosa mutilada de su cabeza, de sus brazos y piernas. Si se observa la zona donde estas extremidades se unen al torso se pueden ver bandas con círculos lisos, los cuales reproducen el tejido adiposo debajo de la piel, clara señal de cercenamiento. Esta es la razón por la que surgen de su cuello y muñecas aterradoras serpientes, falsas coralillos, las cuales simbolizan la sangre que fertiliza la tierra. Mucho antes que la religión católica llegara a estas tierras para dotar a las serpientes de un carácter demoniaco y malvado, en Mesoamérica a estos reptiles se le relacionaba con la fertilidad y la renovación vegetal. Para reafirmar esta apreciación, se puede observar otra serpiente bajando entre las piernas de la deidad, lo que representa el ciclo menstrual.

Sus piernas surgen del elemento que le da nombre a la deidad, una hermosa falda hecha por serpientes que se entrelazan creando un bello patrón tallado sobre la piedra. Sus extremidades inferiores también han sido mutiladas y reemplazadas por las de un águila real, animal que representaba al sol en el mundo mexica. Inclusive se ven unos plumones que las adornan, propias de las águilas reales y cuya función es envolver los tibiotarsos y parte de los tarsometatarsos de dichas aves. La riqueza y el gran trabajo de la pieza salta a la vista, sobre todo en la estilización de su forma y en la elaboración de patrones y texturas que envuelven su sacralidad.

La diosa porta un collar con corazones, manos y un cráneo dándole un carácter siniestro. Estos elementos recuerdan el carácter Alfa-Omega de la deidad al representar la Tierra, la cual es dadora de vida pero también devoradora de la misma humanidad. El collar representa la exigencia constante de sacrificios humanos, de auto-sacrificios para hacer brotar el líquido vital y de las guerras que motivaron la economía y la política del imperio mexica. En su torso encontramos más pistas sobre su carácter fértil pues posee senos flácidos y estrías en la parte del abdomen, como los tendría una madre que ha dado a luz en repetidas ocasiones. En pocas palabras es una deidad procreadora en el mundo mexica. Finalmente, me gustaría citar las palabras de Michel Graulich, un erudito sobre el tema:

“Si la Coatlicue está decapitada es porque representa a la Tierra desgarrada en el origen del tiempo, a la tierra que reclama sangre y corazones como lo simboliza la falda de serpiente, la Tierra que devora los hombres, como lo indican los brazos levantados y las garras amenazadoras, el cuerpo listo a saltar, el collar de trofeos; manos corazones y cabezas de muerte. La diosa muere dando vida; es por tanto una mujer heroica vestida de insignias propias de los guerreros. Si los flujos de sangre brotando del cuello se transforman en serpientes, es porque las serpientes son la vida que se renueva, la fertilidad”.

La pieza actualmente se encuentra en la sala mexica del Museo Nacional de Antropología, vistiendo con su majestuosidad dicho espacio desde su inauguración en 1964. Sus medidas son 1.6 por 1.15 metros. de base y 2.5 m de altura. Tiene un peso superior a las 24 toneladas. Antes de terminar este capítulo, vale la pena mencionar que existe la Yolotlicue, “la que porta la falda de corazones”, que es una representación muy similar a la de Coatlicue. Eduardo Matos Moctezuma y Leonardo López Luján afirman que posiblemente existieron 4 Coatlicue/Yollotlicue ubicadas en la plataforma superior del Templo Mayor y que representaban los cuatro pilares que sostenían los cielos.

La madre de los dioses, Coatlicue: historia y simbolismo - enrique-ortiz-1-150x150Enrique Ortiz García es un amante de la historia y cultura de México. Desde hace más de ocho años se ha dado la oportunidad de romper algunos de los mitos históricos de nuestro país develando verdades y dándolas a conocer a través de sus redes sociales que ya suman más de 200 mil seguidores. Conferencista, divulgador y cronista, ha colaborado en distintos espacios, entre los cuales destacan Ciudad TV, Unicable, El Foco de ADN 40, así como en varios sitios digitales como Proyecto 10, BuzzFeed y Huffington Post México. Cree firmemente que la historia debe ser tangible y cercana a la gente sin términos rebuscados o personajes acartonados. Su objetivo es reivindicar los valores que nos legaron las culturas originarias de estas tierras, así como los héroes que nos dieron patria. Finalmente, escribe un libro y  disfruta dar visitas guiadas los fines de semana por las calles del centro histórico de la Ciudad de México, espacios conventuales y en zonas arqueológicas.