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“Injusticia hacia soldados”: militar

El hombre que fue ejecutado por un soldado el pasado 3 de mayo en Palmarito, municipio de Quecholac, Puebla, se llamaba Paulino Martínez Silva.

Dicen sus familiares que era un campesino y que ese día se dirigía a una fiesta. Lo que no explican es cómo hizo ese campesino para tener una camioneta BMW, por qué traía chaleco antibalas y por qué no obedeció la orden de detenerse marcada por los militares.

"Injusticia hacia soldados": militar - palmarito-3

Paulino Martínez Silva era en realidad El Pavis o el Pavín, primo y lugarteniente de Antonio Martínez Fuentes, El Toñín, uno de los principales líderes de las bandas de robo de combustible de la zona.

Al parecer, el operativo desplegado el pasado 3 de mayo en Palmarito estaba dirigido a detener a El Toñín, quien logró escapar gracias a que movilizó al pueblo para rechazar la presencia de los militares y al escudo que en torno suyo hicieron sus lugartenientes, entre ellos El Pavis o El Pavín.

En uno de los videos difundidos el pasado miércoles se aprecia el momento en que un militar le da el tiro de gracia a El Pavis, quien ya estaba sometido y desarmado.

Palmarito Segunda grabación. Video de El Sol de Puebla from López-Dóriga Digital on Vimeo.

Y aunque se trataba de un peligroso delincuente que no tuvo empacho en desafiar a las fuerza armadas, los excesos cometidos por un soldado, el sensacionalismo de algunos medios de comunicación y la mezquindad de algunos políticos, terminaron por convertir al peligroso huachicolero en víctima.

Lo que nadie dice es que los militares que acudieron al operativo del Día del Albañil sí son víctimas, por varias razones.

Cuatro militares perdieron la vida, al menos uno de ellos, por la espalda, a manos de uno de los campesinos que viajaban en vehículos blindados.

Los militares no tendrían por qué estar ahí en Palmarito cumpliendo labores de policías, como tampoco deberían estar en otras regiones del país haciendo lo mismo.

Pero estaban ahí porque las autoridades civiles han solapado y en algunos casos se han coludido con las bandas de robo de combustible que controlan la vida en los municipios de Puebla que componen el llamado Triángulo Rojo.

El Toñín, líder de una de las bandas que se disputan el robo y comercio clandestino de combustible, tiene al pueblo de Palmarito en la bolsa, porque les genera múltiples beneficios a través de la Asociación Civil Fusión y Fuerza, que preside su hermano, José Alejandro Martínez Fuentes.

Apenas el pasado martes, esta asociación celebró el Día de las Madres con un magno evento, al que asistieron aproximadamente cinco mil personas. Todas las mujeres salieron con regalo de ese evento, en el que hubo un gran derroche de recursos.

Y el pasado 6 de enero, Día de los Reyes, la asociación entregó 30 mil regalos.

Todo mundo sabe quién es El Toñin y quién es La Vieja, el líder de la banda rival Los Buchanans, -ligada a Los Zetas- en el Triángulo Rojo.

El anterior gobernador, Rafael Moreno Valle, solapó el crecimiento de esta actividad ilícita en la región. Su sucesor, Antonio Gali, poco o nada ha hecho para enfrentar la situación.

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Y varios de los presidentes municipales de la región están involucrados en el negocio de la ordeña de los ductos de Pemex. Por eso estaba el Ejército el pasado 3 de mayo en Palmarito y por eso ha estado ahí en otras ocasiones, durante las cuales ha sufrido agresiones.

La ejecución sumaria de El Pavis es condenable, pues no es ésa la forma en que deben actuar las corporaciones de seguridad del Estado. El responsable tendrá que ser juzgado y sancionado como lo establece el marco jurídico.

No se sabe aún si recibió órdenes de algún superior. Posiblemente lo hizo a motu propio, enojado, dolido, por la forma en que minutos antes un compañero de armas había sido asesinado por la espalda cuando los militares ya iban en retirada, como se aprecia en uno de los videos.

El soldado ejecutor quizá pensó que al matar a El Pavis vengaba a su compañero y hacía justicia.

El responsable enfrentará un doble juicio: en el fuero civil y en el militar. Será acusado de asesinato, perderá sus haberes y su grado, y pasará muchos años en la cárcel. ¿Es justo?

Se cumplirá la ley. Pero la legalidad no siempre es sinónimo de justicia.

Por cierto, la delincuencia ya tiene defensor de oficio.

Por enésima vez, el eterno aspirante a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, se puso de lado de los delincuentes, esta vez, de los huachicoleros.

Con su discurso demagogo de siempre, López Obrador pidió que termine “la violencia contra la ciudadanía”, en alusión al operativo de Palmarito.

Testimonio de un militar