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INEGI revela corrupción y hacinamiento en cárceles de México

La primera “Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad” (Enpol) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reveló que, en México, se encarcelan a cuatro de cada 10 sin una orden de aprehensión, los detenidos sufren agresiones físicas y psicológicas, y dentro de la cárcel enfrentan hacinamiento y corrupción, reveló.

El presidente del INEGI, Julio Santaella, comentó: “la encuesta es la más grande que se tiene hasta el momento a nivel internacional. En suma, los resultados nos van a dar una radiografía como nunca se ha tenido del sistema penal mexicano. Intuíamos las condiciones de precariedad de la vida penitenciaria, pero ahora por primera vez, las hemos medido”. 

La encuesta, que se llevó a cabo en 2016 con más de 64 mil encuestados, reveló que 41.5 por ciento de las personas consultadas fue arrestada sin una orden de detención, del cual el 21.5 por ciento fue extraída de su casa sin el documento y al 20 por ciento lo levantaron en la calle.

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Instalaciones del INEGI. Imagen de internet.

El 25.5 por ciento de la población que fue encarcelada en 2016 fue arrestada inmediatamente después de haber cometido el presunto delito, reveló el director general de Estadística de Gobierno, Seguridad Pública y Justicia, Adrián Franco Barrios. 

En conferencia de prensa, precisó que 79.3 por ciento de la población encarcelada en 2016 fue esposada en el momento de su arresto, mientras que en el 57.8 por ciento de los casos la autoridad empleó la fuerza física para someterla. 

De las personas arrestadas, 75.6 por ciento sufrió algún tipo de violencia psicológica, entre estos hay gente aislada e incomunicada (58.3 por ciento), amenazada con levantarle cargos falsos (52.5 por ciento), fue desvestida (46.2 por ciento), atados (40.2 por ciento), le vendaron los ojos o la cabeza (39.2 por ciento), le impidieron respirar (35.6 por ciento), entre otros. 

Además, 63.8 por ciento de los arrestados sufrió agresiones físicas como patadas o puñetazos (59 por ciento), golpes con objetos (39 por ciento), lesiones por aplastamiento (37 por ciento) descargas eléctricas (19.4 por ciento) o quemaduras (6.5 por ciento). 

En el Ministerio Público, al momento de rendir declaración, el 46.6 por ciento sufrió presiones por parte de policías o autoridades para dar otra versión de los hechos y de las personas que rinden declaración, 47.5 por ciento se declara culpable y 50.2 por ciento inocente. 

Una vez dentro del Centro Penitenciario, los internos comparten su celda con más de cinco personas, sobre todo en los estados de Baja California, México y Jalisco. 

El 82.2 por ciento de los encarcelados en 2016 contó con una cama propia en su celda, pero 12.5 por ciento dijo compartir su cama. 

En materia de seguridad, 19.1 por ciento de la población encuestada se sintió insegura al interior de su celda, mientras que 31.9 por ciento se sitió insegura dentro del centro penitenciario.  

Los Centros Penitenciarios de Chalco, Nezahualcóyotl y Tlalnepantla se percibieron como los más inseguros. 

Sobre los actos de corrupción, el funcionario destacó que esta práctica se da en todo el proceso, desde el arresto hasta el interior del centro penitenciario, siendo en la detención donde se presenta más. 

El Estado de México (57.9 por ciento), la Ciudad de México (56 por ciento) y Puebla (48.9 por ciento) son las entidades con el mayor porcentaje de personas privadas de la libertad que son víctimas de actos de corrupción en al menos una de las etapas relacionadas con su reclusión. 

El 66.4 por ciento de los reclusos pagó por exentar el pase de lista, 50.2 por ciento para tener aparatos eléctricos, 42.4 por ciento para cambiar de celda, 37.3 por ciento para salir al patio de visitas, 35.1 por ciento para tener agua potable, 30.4 por ciento para accesar al teléfono, 28.9 por ciento acceder a servicios médicos y 28.7 por ciento para recibir comida.

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El 12.5 por ciento de los presos dice compartir su cama. Foto de UN1ÓN Jalisco.

El 87.4 por ciento del total de pagos ilegales para obtener un servicio o bien, beneficio o permiso al interior del centro penitenciario durante 2016, fue entregado a los custodios y 36.1 por ciento a los internos. 

A pesar de estas cifras, 94.2 por ciento de los reclusos que fueron víctimas de corrupción no presentó denuncia o queja por temor a represalias (31.4 por ciento), porque es una práctica común (26.6 por ciento), sería inútil (20.2 por ciento) u obtuvo otro beneficio (9.7 por ciento). 

Ante este panorama, el presidente del INEGI confió en que, con estos resultados, autoridades de los tres niveles de gobierno, como los propios centros penitenciarios y las entidades de seguridad pública, apliquen medidas que corrijan esta condición. 

“No es sorpresa para ninguno de nosotros de lo que está ocurriendo en las cárceles del país, vemos una situación de precariedad en distintos aspectos, pero ahora por primera vez sabemos el número preciso de personas que comparten su cama con otra persona, de personas que son víctimas de corrupción, que pueden identificar quién es el sujeto que los obliga a ser víctima de la corrupción”, puntualizó.

Redacción