La UNAM fue el hogar académico de intelectuales que, como resultado del exilio español, arribaron a México
El exilio republicano español contribuyó a la enseñanza y la investigación en México, a través de la colaboración e intercambio con la UNAM e instituciones educativas como el IPN, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y El Colegio de México.
Durante el Simposio ‘Significación del exilio republicano español en las humanidades y las ciencias‘, el político Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano consideró que recordar la contribución de ese fenómeno social “constituye un justo reconocimiento a una idea brillante y a un acto de solidaridad humana”.
Fue a partir de 1939 que la Máxima Casa de Estudios se constituyó como hogar académico de intelectuales que, como resultado de la represión hacia el republicanismo en España, arribaron a México.
Ello sumó multiplicidad de visiones críticas a la UNAM y a la entidad a su cargo, sentando las denominadas “prácticas interdisciplinares” o “ciencia de frontera”.
Las grandes figuras del exilio español encontraron, particularmente en la Facultad de Filosofía y Letras, un ambiente del más alto nivel para emprender junto a colegas una renovación intelectual de las humanidades y las ciencias.
Raquel Serur Smeke, profesora de la FFyL, y subsecretaria para América Latina y El Caribe de la Secretaría de Relaciones Exteriores, expuso que nuestro país, alejado de toda consideración ideológica, a lo largo de su historia ha honrado la institución del asilo salvando la vida y la libertad de miles de personas, entre ellas las de personajes destacados como el revolucionario y político italiano Giuseppe Garibaldi; el escritor y político cubano José Martí; el cineasta Luis Buñuel; el poeta León Felipe; y la Premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú.
Con información de López-Dóriga Digital