Un agente de la DEA que estuvo tras la pista de Joaquín Guzmán Loera relata algunas vivencias en México durante la búsqueda del narcotraficante
Drew Hogan, agente de la DEA que publicó recientemente el libro “Hunting ‘El Chapo'”, relata los acontecimientos que vivió en México durante la persecución y captura del narcotraficante.
El agente llegó a nuestro país en 2010 y empezó a seguir rastros del delincuente buscando pistas en números telefónicos, confesó en entrevista para NBC.
“Los números telefónicos nunca mienten y yo podía seguirlos gracias a un equipo especial de agentes de Homeland Security, por lo que empezamos a interceptar llamadas de los miembros del círculo cercano de ‘El Chapo'”, apuntó.
Hogan explicó que empezó a desmantelar sofisticados obstáculos de la estructura de comunicación de Guzmán Loera, hasta que logró intervenir el dispositivo personal de la secretaria del capo, por lo que pudo establecer un patrón de la vida del narcotraficante y saber dónde estaba.
La búsqueda del agente de la DEA eventualmente lo llevó a Mazatlán, donde vivía Guzmán Loera.
“Yo estaba sorprendido con el estilo de vida que él tenía. Casi no gastaba en lujos, tenía mesas y sillas de plástico en todas sus casa de seguridad, diseñadas todas de la misma manera”, agregó.
Luego que varios de los socios de Guzmán Loera fueran asesinados o capturados durante las primeras semanas de 2014, hubo diversos operativos de la Marina para capturar al capo, sin embargo, logró escapar.
Días después, el narcotraficante volvió a escapar de otro operativo.
“Estábamos en el Hotel de Miramar. Él estaba en el cuarto piso y los marinos ingresaron al lugar y empezar a tirar las puertas. Yo estaba parado ahí afuera. Me preocupaba nuestro perímetro. Estaba preocupado porque se nos escapara otra vez, hasta que escuché por uno de los radios a alguien emocionado decir: ‘lo tienen. Lo tienen. Tienen al objetivo'”.
“Mi vehículo fue el primero en ingresar. Manejé hasta el estacionamiento subterráneo y ahí lo tenían. Me bajé de mi coche, corrí hacía él usando una gorra de béisbol negra que saqué de su clóset en Culiacán – mi único souvenir de esta caza – y cuando llegué hasta él lo único que se me ocurrió decir fue: ¿Qué hay ‘Chapo’?”.
El capo no duró mucho tiempo tras las rejas. Logró escapar una vez más a través de un túnel que conectaba hasta el baño de su celda.
“Fue muy predecible. Este túnel tenía el mismo diseño que tenían sus casas de seguridad, que tenían sus pasadizos que cruzaban la frontera entre México y Estados Unidos. Esto iba a pasar si no lo tenían bajo completo confinamiento”.
La fuga de Guzmán Loera esta vez fue breve. El narcotraficante fue aprehendido poco tiempo después y más tarde extraditado a Estados Unidos.