El equinoccio de otoño es uno de los momentos en que se da la aparición de una de las más importantes deidades de la cultura Maya
La llegada del otoño es un día especialmente importante en la cultura maya, era el día en que la mayor divinidad descendía y era una buena oportunidad de verlo.
Kukulkán, o mejor conocido como la Serpiente emplumada, era una divinidad que para la cultura representaba el agua y el viento.
La importancia de este dios para los mayas era tal que múltiples complejos están construidos en honor a esta divinidad y en la mayoría de los complejos hay una referencia estructural relacionada con él, como relieves, adornos de estuco o esculturas.
En el primer día del otoño, Kukulkán resurgirá a través de una de las tradiciones más importantes en el México prehispánico: en la tradicional bajada del dios por la escalinata de El Castillo gracias a un efecto óptico que sólo es posible observar en esta fecha.
Pero no es una casualidad que este fenómeno ocurra pues si en algo se distinguieron los Mayas fue en la edificación de construcciones orientadas con fenómenos astronómicos y con la posición de los astros.
El Castillo es una muestra de este ingenio pues se creó a partir de la observación de los movimientos de la Tierra y de la luz según cambiaban las estaciones del año. De esta forma, se determinó que para la aparición de este efecto óptico era necesaria la construcción de este monumento con una inclinación de 20 grados respecto al norte.
En realidad, no existe un registro de que la civilización tuviera la intención de que todo este complejo fuera construido con la idea de que apareciera la proyección de la sombra sobre el edificio pero sí se convirtió en una de las más importantes tradiciones de la civilización que, ha sido una de las más populares en el mundo por sus conocimientos matemáticos y astronómicos.
Redacción