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El Centro

Se cumple una década del nacimiento de un diario que murió prematuramente a los 20 meses de su primer número publicado en marzo de 2007; se llamaba El Centro y lo editaba Notmusa. Tuvo dos directores, los periodistas Miguel Castillo y Salvador Camarena, al primero le tocó abrir y al segundo cerrarlo. Yo fui su editor de foto desde la fundación hasta casi la última de sus 583 ediciones, la memorable portada de cierre genialmente cabeceada: “Nos cargó el payaso”.

En París recibí un correo breve: “Hay un nuevo proyecto en México, regrésate”, era septiembre de 2006, cinco meses más tarde estábamos circulando. Alejandro Gómez, entonces director de Récord y directivo de aquel grupo editorial, me encargó la definición del área de fotografía. Tuve libertad total para seleccionar al equipo de trabajo, por lo que busqué a los mejores profesionales que consideré entonces.

La idea del diario era novedosa, ofrecía una nueva opción tabloide 100% en color, con una calidad de impresión fenomenal, sobre la base de un papel finlandés importado. El diseño y la fotografía serían de vanguardia porque incorporaba una navegación para las nuevas generaciones acostumbradas a Internet, a la imagen y a las infografías. En su primer año obtuvo el mayor número de premios que otorga la SND (Society News Design) a un diario mexicano. Hoy en día, varios tabloides nacionales replican el estilo de diseño que planteó El Centro.

Pocas veces se tiene la oportunidad de trabajar desde la gestación de un nuevo proyecto editorial. Así que el reto fue intenso.

Al arranque había que hacer la lista del equipo humano. Mi cocina en Coyoacán fue testigo de varios nombres que se manejaron para llegar al número final de 10 fotógrafos que trabajaríamos para el diario. Seleccionar al equipo con quien trabajas siempre será un privilegio y agradezco la confianza de todos los que aceptaron integrarse.

El perfil era claro, profesionales con talento, pasión y disciplina. La alineación combinaba juventud, experiencia y reconocimiento; sin perder capacidad de propuesta e iniciativa personal. Así fue como se integró el equipo fundador: Eunice Adorno, la más joven de todos con 24 años de edad; Eduardo Jiménez, fotógrafo emergente en esos años, Karina Tejada, guerrerense e inquebrantable; Óscar Estévez, quien rondaba los 30 años, rebelde, insatisfecho y provocador; tristemente fallecido en octubre de 2008. Su recuerdo siempre me acompaña.

También se integraron Mónica González; Ernesto Ramírez y el maestro Rogelio Cuéllar, sin duda el más veterano del equipo. Para la nota roja invitamos a Juan Vázquez y como co-editor tomó el cargo Dayan Jiménez. Juntos planeamos el estilo y algunas de las secciones que más adelante cobrarían vida en el diario.

Los fotógrafos eran responsables también de proponer enfoques originales que cumplieran con los objetivos visuales del diario, el retrato de una ciudad del siglo XXI y de una sociedad plural.

Mi coordinación se caracterizó también por estar cerca de los intereses profesionales de cada uno de los integrantes del equipo. Por ejemplo, mantener cerca del ámbito cultural a Rogelio Cuéllar; Ernesto y Mónica atentos al acontecer político. Combinando así los intereses profesionales y legítimos de cada fotógrafo, con los intereses de la empresa periodística que los contrató.

A todo proyecto periodístico lo definen fundamentalmente sus productos editoriales, sus colaboradores, y el menú de sus temas. En lo que toca al espacio visual del diario, se presentaron varios productos relacionados con la imagen. La próxima semana les platicaré de aquellos espacios que se generaron.

La aventura del diario terminó en octubre de 2008 con aquella portada original, ácida y certera: “Nos cargó el payaso”, pero fue muy divertido.

Columna tomada del periódico El Universal.