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Durante 6 meses “El Z43” se refugió en la Ciudad de México
Foto de Twitter

José María Guízar Valencia, alias “El Z43”, último de los zetas fundadores en activo, estuvo refugiado desde hace seis meses en la Ciudad de México, en donde era un asiduo apostador de las carreras de caballos del Hipódromo de las Américas.

A pesar de ver su poderío disminuido, desde la capital del país manejaba operaciones de narcotráfico y crimen organizado para el sureste del país.

Permaneció escondido en la suite de un hotel de la colonia Roma, por la que pagaba 20 mil pesos de renta mensual al tiempo que el gobierno de Estados Unidos ofrecía una recompensa de 5 millones de dólares por información que llevara a su captura.

En un intento por pasar inadvertido, se movía sin su círculo de seguridad, sin escoltas ni sicarios, como acostumbraba cuando desplegó una ola de violencia en entidades como Veracruz y Chiapas.

Su afición a los caballos lo llevó incluso a comprar algunos, para convertirse así en cliente frecuente del Hipódromo de las Américas, ubicado en la delegación Miguel Hidalgo.

Derivado de estas visitas, autoridades federales prepararon un operativo en su contra luego de documentar sus constantes visitas a la zona de apuestas y otros movimientos.

Decidió ocultarse en la Ciudad de México porque era más fácil pasar inadvertido, contrario a sus zonas de operación, “en las que era conocido”, informaron funcionarios.

La captura se logró cuando regresaba a su hotel, fue detenido solo en la calle el último jefe “numerado” de Los Zetas, el 43, de una historia que comenzó con Arturo Guzmán Decena, “El Z1”, para conformar en 2001 al brazo armado del cártel del Golfo.

Luego de 17 años de su creación, el grupo de líderes de aquella facción criminal terminó con la captura, sin un solo disparo, de “El Z43”, compartió el gobierno federal.

Con esto se concluye una etapa en la que varios militares desertores del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (Gafes), cuerpo de élite del Ejército, crearon a los sanguinarios y temibles zetas, sicarios al servicio de Osiel Cárdenas Guillén.

En poco tiempo alcanzaron tal poder que la administración de Barack Obama los clasificara en 2011 como un “inusual y extraordinaria amenaza a la estabilidad de los sistemas políticos y económicos internacionales” por su grado de violencia y peligrosidad.

Con información de Milenio