La Secretaría de Salud informó que hasta el 28 de noviembre se han confirmado 3 mil 362 casos de viruela del mono en México
La Secretaría de Salud informó este martes que la curva epidémica de la viruela del mono en México mantiene una tendencia a la baja.
Entre las semanas epidemiológicas 39 y 46 se ha pasado de 287 a 79 casos confirmados y de 422 a 160 probables contagios, informó la dependencia en un comunicado.
El Informe Técnico Semanal de Vigilancia Epidemiológica de la Secretaría de Salud detalla que desde el registro del primer caso y hasta al 28 de noviembre se identificaron cinco mil 561 personas que cumplen la definición operacional de caso probable; de ellas, 3 mil 362 fueron confirmadas, 371 se encuentran en estudio, mil 828 descartadas mediante prueba de laboratorio y cuatro defunciones.
El Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE) notificó que los casos positivos se encuentran distribuidos en las 32 entidades federativas: Ciudad de México, mil 913 contagios; Jalisco, 372; Estado de México, 337; Yucatán, 128; Quintana Roo, 130; Tabasco, 48; Puebla, 56; Nuevo León, 41; Chiapas, 38; Veracruz, 37; Baja California, 26; Querétaro, 25; Morelos, 22; Hidalgo, 21; y Sinaloa, 18.
Además, Guanajuato, 17; Chihuahua, 16; Coahuila, 14; Tamaulipas, 13; Guerrero, 11; Aguascalientes, 11; Nayarit, 10; Campeche, nueve; Oaxaca, nueve; San Luis Potosí, ocho; Tlaxcala, ocho; Michoacán, siete; Sonora, cinco; Colima, cuatro; Zacatecas, cuatro; Baja California Sur, dos y Durango, dos.
En cuanto a la distribución por sexo asignado al nacer, el predominio es en hombres, con 97.4 por ciento. El grupo etario de 30 a 34 años es el de mayor prevalencia, ya que presenta una tasa de incidencia de 8.7 por cada 100 mil habitantes; es decir, 888 de los tres mil 362 casos confirmados.
Respecto al género de los casos confirmados que brindan información, 96.3 por ciento corresponde a masculino y 2.8 por ciento, femenino; 0.3 por ciento es no binario; 0.03 por ciento, bigénero; 0.2 por ciento, transgénero; y 0.4 por ciento corresponde a otro grupo.
Los síntomas más comunes reportados son: exantema en todos los casos, que se identifica con erupción de color rojizo en la piel, y más o menos extensa; fiebre; dolores de cabeza, muscular y articular; inflamación de los ganglios linfáticos; debilidad o fatiga general que dificulta o impide realizar tareas que, en condiciones normales, realiza fácilmente; escalofríos y otros.
La comorbilidad que más se presenta es el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) en mil 963 de los casos confirmados de viruela símica; es decir, 58.4 por ciento. Le siguen sífilis y diabetes mellitus, entre otras.
Se identificaron 11 defunciones, de las cuales, cuatro se relacionan directamente con la infección por el virus de la viruela símica; dos no son por esta causa directa, y cinco se encuentran en análisis por parte de un grupo de personas expertas en infectología y epidemiología para definir si existe asociación causal entre la defunción y la infección por virus de la viruela símica.
Se trata de 10 hombres y una mujer, quienes durante la atención médica presentaron lesiones compatibles con viruela símica y que, posterior al estudio de laboratorio, fueron confirmadas.
Al 26 de noviembre, en el mundo se reportaron 81 mil 107 casos confirmados en 110 países, territorios y áreas en las seis regiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como 55 defunciones.
Esta enfermedad dura en promedio 21 días, y se transmite por contacto directo con las secreciones de una persona enferma a través de mucosas o lesiones de la piel, gotitas respiratorias y objetos contaminados con líquidos corporales.
Se puede prevenir al evitar contacto físico directo con personas enfermas o que se sospecha pudieran tener la enfermedad. El contacto sexual es una actividad que debe tomarse en cuenta, ya que se contagia por contacto muy estrecho entre dos o más personas.
Existen prácticas que pueden incrementar el riesgo de infecciones, incluyendo la viruela símica, como: sexo con personas desconocidas, cuartos oscuros o fiestas sexuales; esto, debido al contacto estrecho entre las personas durante estas actividades.
Quienes cuidan a familiares con la enfermedad deben lavar con agua tibia y detergente la ropa, toallas y sábanas de la persona enferma y los utensilios para comer; además, limpiar y desinfectar superficies contaminadas. En caso de presentar síntomas, las y los pacientes deben evitar acercarse a otras personas y no acudir a lugares públicos.
Con información de López-Dóriga Digital