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Cinco lugares de la Ciudad de México que no conocemos por su nombre real
Foto de @Santiago_Arau

En la Ciudad de México hay lugares que se conocen mejor por el nombre que le han puesto sus habitantes y no por su nombre “oficial”.

Como los autobuses no dicen que van al “Metro Cuatro Caminos” o pocos saben en dónde se localiza el monumento a Carlos IV de España, daremos un recorrido por cinco lugares emblemáticos de la ciudad para conocer su nombre original y su nombre “popular”.

El Zócalo

En México, es común decirle “zócalo” a la plaza principal de cualquier ciudad o poblado; sin embargo, el origen de esa palabra se remonta al nombre con el que los capitalinos de finales del siglo 19 e inicios del 20 bautizaron a la Plaza de la Constitución.

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Foto de Internet

En esta gran explanada, localizada en el Centro Histórico de la Ciudad de México (cuyo nombre hace honor a la “Constitución de Cádiz” de 1812 y no a la Constitución Mexicana de 1917), se pensaba construir una columna para conmemorar el centenario de la Independencia, el cual se cumplía en 1910.

Las obras comenzaron a finales del siglo 19 con la colocación de los cimientos y la base sobre la cual se levantaría el monumento, lo que en construcción se conoce como “zócalo”; sin embargo, la obra quedó inconclusa durante varios años.

Por eso, los habitantes de la ciudad bautizaron a esa área como “el zócalo”, el cual, por cierto, permaneció en ese lugar hasta que fue retirado durante las obras de construcción del Metro, en los años 60.

El Metro Toreo

En 1970, el presidente Gustavo Díaz Ordaz inauguró la Línea 2 del Metro, que corría de Taxqueña a Tacuba; posteriormente, en 1984, se amplió hasta Cuatro Caminos.

Ese último punto de la ciudad –en donde convergen el Periférico, Río San Joaquín e Ingenieros Militares- es llamado así porque, en la época prehispánica, ahí iniciaban los caminos hacia Tenochtitlán, Azcapotzalco, Chapultepec y Naucalpan (este último nombre proviene de “Nahui-Calli-Pan”, que en náhuatl significa “sobre las cuatro casas).

En ese punto, en 1946, se levantó la plaza de toros El Toreo, la cual fue trasladada piedra por piedra desde su ubicación original de la colonia Condesa (estaba en el predio donde hoy se localiza el Palacio de Hierro). Posteriormente, en los 60, se le agregó una estructura para construirle un techo; sin embargo, no se le colocó sino hasta mediados de los 80 (justamente, el símbolo de la estación del Metro Cuatro Caminos representa a El Toreo sin el techo).

Desde los años 50, a esa zona, que marcaba los límites de la ciudad y la salida hacia el rumbo de Satélite, se le conoció como “el Toreo”, por lo que al construirse la estación del Metro se le conoció mejor con ese nombre popular y no por el oficial, además de que para los autobuses representa un ahorro, ya que esa palabra tiene menos letras que la frase “Cuatro Caminos”.

El Caballito

En la calle de Tacuba, en la explanada del Museo Nacional de Arte (cuyo nombre es Plaza Tolsá) y frente al Palacio de Minería, se encuentra uno de los monumentos más antiguos de la Ciudad de México: la estatua ecuestre de Carlos IV. Si no le suena, quizá la conozca mejor como “El Caballito”.

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Su lugar original fue el centro de la Plaza Mayor, es decir, lo que hoy es el Zócalo (o Plaza de la Constitución), en donde se colocó su pedestal con una estatua provisional a finales del siglo 18, mientras que la escultura se inauguró en 1803.

Como el personaje no era muy popular, los habitantes de la Ciudad de México empezaron a referirse a ese monumento como “el caballito”.

La estatua fue creada por el escultor y arquitecto Manuel Tolsá (quien diseñó también el Palacio de Minería y el actual Museo de San Carlos, entre otras obras) y después fue instalada en diversos puntos de la ciudad antes de ser colocada en su sitio actual en 1979.

El Ángel

El lugar más representativo de la Ciudad de México es “el Ángel”, es decir, la estatua colocada en la parte superior de la Columna de la Independencia, monumento que fue inaugurado en 1910 para conmemorar el centenario de esa justa heroica (es el que originalmente iba a estar en la Plaza de la Constitución y para el cual se colocó el zócalo que le dio el nombre “popular” a esta plaza).

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El “ángel” es en realidad la representación de una “victoria alada”, la cual está basada en la diosa Niké, que en la mitología griega era considerada la diosa de la victoria. Debido a su pose, como si estuviera iniciando un vuelo, los capitalinos la bautizaron con su actual sobrenombre.

La escultura que hoy se encuentra en la Columna de la Independencia no es la original, ya que debió ser remplazada después de que se cayera de su pedestal y se rompiera durante un fuerte terremoto de 7.7 grados, registrado la madrugada del domingo 28 de julio de 1957.

La Suavicrema

La Estela de Luz es el monumento más reciente de esta lista, ya que, desde su inauguración, en 2012, los capitalinos la empezaron a conocer como “la Suavicrema”, debido al parecido que tiene con las galletas “de nieve” y que son comercializadas por la marca Marinela con ese nombre.

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Inicialmente, se trataría de un arco para conmemorar el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución; sin embargo, el proyecto que se eligió fue esta torre de 104 metros de altura y 6 metros de ancho que está forrada de luces LED y en cuya base hay un centro cultural.

A pesar de que se encuentra en una de las zonas con mayor desarrollo inmobiliario de los últimos años en la Ciudad de México, hasta hoy no es un monumento representativo de la capital y sus habitantes tampoco le tienen mucho afecto, debido a que se inauguró 15 meses después de lo anunciado y con un costo de 830 millones de pesos más de lo que originalmente se había presupuestado, por lo que también ha recibido otros apodos más desafortunados, como “monumento a la corrupción”.

Por Carlos Tomasini (@carlostomasini)