
Pero cambió de opinión luego de que Donald McGahn, consejero legal de la Casa Blanca, amenazara con renunciar antes de cumplir con la orden
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, habría ordenado en junio pasado el despido de Robert S. Mueller III, fiscal especial que investiga el denominado “Rusiagate”, pero cambió de opinión luego de que Donald F McGahn II, consejero legal de la Casa Blanca, amenazara con renunciar antes de cumplir con dicha orden, informó el diario estadounidense The New York Times.
El artículo del diario norteamericano cita a cuatro personas (bajo condición de anonimato) con conocimiento del hecho que provocó el enojo de Trump por la investigación que se llevaba y lleva actualmente a cabo por una posible obstrucción de la justicia.
Inicialmente Donald Trump argumentó que Mueller tenia tres conflictos de interés que le impedían llevar a cabo su trabajo de manera imparcial. En primer lugar se encuentra una supuesta disputa por los costos del Trump National Golf de Sterling, Virginia, que habría orillado al entonces director del FBI a renunciar a su membresía. En segundo lugar indicó que Mueller recientemente había trabajado para un bufete de abogados que representó a su yerno Jared Kushner, y finalmente que el fiscal especial había sido entrevistado para volver al FBI justo antes de ser nombrado fiscal especial.

Trump siempre se ha mostrado preocupado por aquellos que han supervisado la investigación referente a Rusia. En marzo, después de que McGahn no lograra persuadir al Fiscal General Jeff Sessions de que no se rehusara al interrogatorio, el mandatario se quejó de que necesitaba a alguien leal para que supervisara el Departamento de Justicia.
James Comey, dijo que Trump le pidió lealtad y lo alentó a realizar una investigación sobre su ex consejero de seguridad nacional, Michael T. Flynn. Comey dijo que evadió esas solicitudes y pronto fue despedido.
Por estos argumentos McGahn sugirió que el despido de Mueller generaría más dudas sobre si la presidencia trataba de obstruir la justicia, como se especulaba desde que el mandatario despidió a James Comey al frente del FBI, caso que motivó la creación de la fiscalía especial.
Es sabido que al mandatario no le pareció nada bien el nombramiento de una fiscalía especial para investigar el tema con Rusia, a pesar de que eso sucediera como consecuencia de su decisión de despedir a Comey con el argumento de que había recibido el consejo del Departamento de Justicia por el supuesto mal manejo de la investigación de los correos electrónicos de Hillary Clinton, aunque tiempo después el mandatario se desmentiría a sí mismo durante una entrevista al reconocer que pensaba despedir al jefe del FBI independientemente del consejo de sus asesores, por la insistencia en seguir investigando el “Rusiagate”.
Poco tiempo después del nombramiento de Mueller como fiscal especial, se especuló que el presidente estaba considerando despedirlo para dar fin a la investigación, que constantemente llama “la mayor cacería de brujas de la historia” así como un desperdicio del dinero de los contribuyentes.

Estas especulaciones llevaron a congresistas de ambos partidos a advertir al presidente que el despido de Mueller originaría una crisis constitucional y un posible juicio político por intentar obstruir una investigación federal.
Cabe destacar el proyecto de ley que un grupo de congresistas de ambos partidos presentó a fines de año para proteger a la oficina de la fiscalía especial que está bajo la autoridad del Departamento de Justicia.
El año pasado por la misma época en que el presidente supuestamente habría ordenado el despido de Mueller, el equipo de abogados personales de Trump comenzó una agresiva campaña para sembrar dudas sobre el equipo que integra la fiscalía especial.
El mes pasado, mientras los republicanos aumentaban sus ataques contra el fiscal especial, Trump dijo en entrevista para The New York Times que creía que Mueller lo trataría con justicia.
“No, no me molesta porque espero que sea justo”, dijo Trump en respuesta a una pregunta sobre si le molestaba que Mueller aún no hubiera terminado su investigación. “No ha habido colusión. Pero creo que va a ser justo “, sentenció Trump.
Con información de The New York Times