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Trump habla con su homólogo de Turquía sobre avances en reapertura por COVID-19
El presidente de Estados Unidos conversó este sábado con Recep Tayyip Erdogan, sobre los avances en la reapertura tras la pandemia del coronavirus. Foto de DW

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, conversó con su colega de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, sobre los avances en la reapertura y el impulso de las economías mundiales tras la pandemia del coronavirus, así como de la situación en Libia y Siria, informó la Casa Blanca.

“Los dos líderes también discutieron temas críticos regionales y bilaterales”, señaló en su cuenta de Twitter el portavoz de la Casa Blanca, Judd Deere.

Trump, explicó el portavoz, reiteró su “preocupación por el empeoramiento de la injerencia extranjera en Libia y la necesidad de una rápida reducción”.

Ambos gobernantes “reafirmaron la necesidad urgente de una solución política al conflicto en Siria, así como de un acceso humanitario sin trabas en todo el país”.

En diciembre pasado, Trump y su homólogo de Egipto, Abdelfatah al Sisi, rechazaron la injerencia extranjera en Libia, y urgieron a las partes a adoptar medidas urgentes para resolver el conflicto en ese país antes de que pierda el control de los actores foráneos.

El jueves pasado,  la tensión bélica entre Turquía y el general Jalifa Hafter, tutor del gobierno no reconocido en el este de Libia y hombre fuerte del país, se disparó después de que responsables del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) sostenido por la ONU en Trípoli (GNA) denunciaran la llegada a Libia de ocho aviones de combate rusos en ayuda del controvertido oficial.

Fuentes de Inteligencia vinculadas al GNA indicaron que seis aparatos clase Mig-29 y dos tipo Sukhoi24 aterrizaron en el este como parte de un plan para intensificar los ataques contra sus intereses desde la base aérea que las fuerzas de Hafter (LNA) tiene en el oasis de Jufrah, en el centro del país.

Este viernes, las fuerzas bajo el mando de Hafter acusaron a Turquía de violar el embargo de armas impuesto por la ONU en 2011 y enviar mercenarios sirios para ayudar al GNA.

Libia es un Estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera militarmente a la victoria de los diversos grupos rebeldes sobre la dictadura de Muamar al Gadafi.

Desde que en abril de 2019 Hafter puso cerco a la capital para arrebatársela al GNA, -impuesto tres años antes por la ONU tras su fallido plan de paz- el enfrentamiento fratricida se ha tornado en un conflicto multinacional privatizado sin Ejércitos, librado por milicias locales y mercenarios extranjeros contratado por ambas partes.

Mientras que Turquía, Italia y Catar apoyan el GNA, Hafter recibe el respaldo de mercenarios rusos, sudaneses, chadianos y sirios, además de la ayuda económica y militar de Jordania, Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Rusia y Francia.

Washington reaccionó con dureza en octubre pasado a la  incursión de Turquía en el norte de Siria. En ese entonces, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, en inglés) bloqueó los activos y prohibió la entrada en EE.UU. de los ministros de Defensa Nacional, Hulusi Akar, el de Interior, Suleyman Soylu, y del de Energía, Fatih Donmez.

También sancionó a los propios ministerios de Defensa Nacional y Energía como instrumentos del gobierno para la incursión en Siria contra los kurdos.

Con información de EFE