
Los detalles sobre la vida de las víctimas mortales comenzaron a aparecer el lunes, así como de las de los cientos de heridos
Las víctimas no dejaban de llegar.
En autos privados, en ambulancias que esperaban en cuarta o quinta fila, entrando por su propio pie o al borde de la muerte, llegaron por centenares.
“No tengo ni idea de a quién he operado”, dijo el doctor Jay Coates, cirujano de traumatología en un hospital que recibió a muchos de los heridos después de que un hombre disparase desde la ventana de un hotel en Las Vegas a la gente que estaba abajo en un concierto. “Llegaban tan deprisa que nos ocupábamos de los cuerpos. Solo intentábamos evitar que la gente muriera”.

Conforme la noche del domingo daba paso a la madrugada del lunes, el ataque se convirtió en el tiroteo masivo más mortal en la historia moderna de Estados Unidos, con 59 muertos y 527 heridos.
El University Medical Center of Southern Nevada era uno de los muchos hospitales que se vieron desbordados.
“Todas las camas estaban llenas”, dijo Coates. “Teníamos gente en los pasillos, gente fuera y más gente que llegaba”.
Las enormes y espantosas heridas que vio en su mesa de operaciones, señaló, mostraban que no era solo la enorme cifra de víctimas lo que hacía diferente a este ataque.
“Estaba muy claro con el primer paciente que vi y operé que esto era un arma de gran potencia”, dijo Coates. “Esto no era un arma normal de la calle. Era algo que hizo mucho daño al penetrar en el cuerpo”.
El cirujano dijo que había visto heridas similares en el pasado, pero “por supuesto, nunca tantos pacientes”.
Eran maestros de escuela, entrenadores de fútbol juvenil, agentes inmobiliarios y propietarios de negocios locales.
Eran padres, hermanos, maridos, esposas, vecinos y amigos.
Habían viajado a Las Vegas para ver a sus estrellas favoritas y publicaron videos y fotos en las redes sociales.
Al menos 59 de ellos nunca regresarán a casa después de que un hombre disparó desde la planta 32 de un hotel de Las Vegas hacia una multitud de más de 22 mil personas que disfrutaba de un festival de música country en la calle.

Los detalles sobre la vida de las víctimas mortales comenzaron a aparecer el lunes, así como de las de los cientos de heridos.
Los amigos esperaban recibir mensajes de texto que nunca llegaron, mientras los familiares recibieron la trágica noticia de hospitales y autoridades locales. En un puñado de casos, las familias seguían buscando frenéticamente a sus seres queridos el lunes en la noche.
Muchos han lanzado campañas de recaudación de fondos para los niños y las familias de las víctimas fatales, mientras que otros se comprometieron a abrir becas de estudios en nombre de sus seres queridos.
Jonathan Smith, de 30 años, estuvo en Las Vegas celebrando el cumpleaños 43 de su hermano, Louis Rust, un gran fanático de la música country, cuando Stephen Paddock abrió fuego contra la multitud.
Según el Washington Post, Smith, un reparador de máquinas copiadoras, buscaba a su familia, pero todos habían desaparecido junto con su hermano.
Al ver a varios asistentes al festival ocultos detrás de una patrulla del sheriff en el borde noroeste del césped del concierto, decidió llevarlos a un lugar a salvo.
“¡Tirador activo, tirador activo, vamos! ¡Tenemos que huir!”, gritó, agarrando a la gente y moviéndolos hacia una zona de estacionamiento para discapacitados lejos del pasto, con hileras de vehículos para esconderse detrás.
Smith estima que dirigió alrededor de 30 personas, pero fue cuando se levantó para ayudar a unas adolescentes que no estaban completamente ocultas para estar a salvo cuando una bala le golpeó en el cuello.
Tiene una clavícula fracturada, una costilla rota y un pulmón perforado.
Los médicos están examinando la bala en el cuello por el momento, temiendo que su movimiento podría causar más daño.

“Podría tener que vivir con esta bala por el resto de mi vida”, dijo Smith al periódico.
Muchos han elogiado a Smith como un héroe, pero es un título que él no ve apropiado.
“No me veo así. Solo quisiera que alguien hiciera lo mismo por mí. Nadie merece morir asistiendo a un festival de música country”.
Con información de The Associated Press y The Washington Post