El 2024 fue un año de profundos contrastes, y a medida que nos preparamos para el 2025 el mundo enfrenta desafíos monumentales
Por Daniel Zovatto
Estamos a punto de despedir el 2024, un año que pasará a los libros de historia entre otros factores, por la cantidad récord de elecciones realizadas en todo el mundo, la intensificación de conflictos geopolíticos, y el impacto devastador de desastres naturales que subrayaron la urgencia de actuar frente al cambio climático.
Este año ha sido descrito por The Economist como “increíble”, no solo por los eventos inesperados que marcaron la política global, sino también por los desafíos sin precedentes que enfrentamos como humanidad.
Un año de elecciones trascendentales
El 2024 fue testigo de cambios profundos en el liderazgo político global y regional. En América Latina seis elecciones cerraron el llamado súper ciclo electoral (2021-2024).
Entre ellas, México marcó un hito histórico al elegir a su primera mujer presidenta, un avance significativo para la representación de género en una región tradicionalmente dominada por el liderazgo masculino.
Sin embargo, no todas las elecciones ofrecieron avances democráticos. El proceso electoral en Venezuela, celebrado el 28 de julio, se destacó como un fraude monumental perpetrado por el régimen autoritario de Nicolás Maduro.
Lejos de buscar una transición democrática, estas elecciones reafirmaron la intención de Maduro de perpetuarse como presidente de facto a partir del 10 de enero de 2025, desafiando las condenas internacionales y dejando a Venezuela atrapada en una crisis política, económica y humanitaria de dimensiones históricas.
Recomiendo poner lupa en los acontecimientos que tendrán lugar en Venezuela el 10 de enero: qué ocurrirá con la promesa del presidente electo Edmundo González Urrutia de regresar a Venezuela para asumir la Presidencia.
En Estados Unidos, el proceso electoral fue igualmente sorprendente. Donald Trump logró un regreso histórico a la Casa Blanca tras vencer a Kamala Harris en una contienda altamente polarizada. Su investidura, prevista para el 20 de enero de 2025, promete sacudir el panorama global, reviviendo debates sobre su postura aislacionista y transaccional en materia de política exterior, su enfoque proteccionista en lo comercial y su negacionismo climático.
El retorno de Trump plantea preguntas clave sobre el futuro del orden internacional y sobre cómo América Latina, en particular, gestionará su relación con Washington bajo su liderazgo.
Geopolítica en crisis: del Medio Oriente a Ucrania
A nivel internacional, los conflictos geopolíticos alcanzaron nuevos picos de tensión en 2024. En Ucrania, la guerra con Rusia se intensificó, dejando miles de víctimas y ampliando el impacto económico y político de un conflicto que parece no tener fin.
En el Medio Oriente, las tensiones explotaron en nuevos enfrentamientos armados que han comprometido la estabilidad de la región, con consecuencias humanitarias devastadoras.
Uno de los eventos más destacados fue el colapso del régimen de Bashar al Asad en Siria. La caída de esta dinastía, que gobernó con mano de hierro durante décadas, abrió un capítulo incierto para un país devastado por más de una década de guerra civil.
Mientras tanto, en otras partes del mundo, catástrofes aéreas en Azerbaiyán y Corea del Sur cierran el año con tragedias que conmocionaron a la opinión pública global.
Cambio climático: una advertencia urgente
Más allá de los conflictos políticos, la naturaleza envió este año señales claras y contundentes sobre los peligros de ignorar el cambio climático. América Latina sufrió incendios forestales devastadores e inundaciones sin precedentes, que afectaron a comunidades enteras y destruyeron ecosistemas frágiles. Estos desastres evidenciaron no solo los efectos inmediatos del calentamiento global, sino también la falta de preparación y acción política en la región para enfrentar los retos ambientales.
A pesar de los esfuerzos globales, el avance de la crisis climática sigue enfrentándose a barreras políticas y económicas, especialmente en un contexto donde líderes como Trump prometen retrocesos en los compromisos internacionales.
América Latina, con su biodiversidad única y su vulnerabilidad climática, enfrenta un desafío doble: proteger sus recursos naturales y garantizar un desarrollo sostenible frente a un entorno político global cada vez más adverso.
Reflexiones finales
El 2024 ha sido un año de profundos contrastes. Desde el avance de la representación de género en México hasta la perpetuación de regímenes autoritarios en Venezuela, pasando por el regreso de Trump y el colapso de Asad, los eventos de este año resaltan la complejidad del momento histórico que vivimos.
En términos climáticos, los desastres naturales han servido como un recordatorio urgente de los costos de la inacción, mientras que los conflictos geopolíticos nos han mostrado las consecuencias de un mundo cada vez más polarizado.
A medida que nos preparamos para el 2025, el mundo enfrenta desafíos monumentales. El año que comienza tiene el potencial de ser tanto un punto de inflexión como un escenario de continuidades peligrosas. Dependerá de la capacidad colectiva de los líderes, las sociedades y las instituciones, pero también de nuestras propias acciones, poder estar a la altura de estos retos.
PERSONAL
En el plano personal, 2024 ha sido un año muy positivo. Tengo muchas y muy buenas razones para ser agradecido.
El 2024 me dejó importantes lecciones: vivir con intención (Ikigai), valorar lo simple y aceptar que la vulnerabilidad es una fuente de fortaleza. Fue un año que me recordó que el tiempo no espera y que lo esencial está en las conexiones humanas que damos y recibimos.
Ahora, al mirar hacia el 2025, deseo enfocarme en lo que realmente importa: las personas que amo, los proyectos que me inspiran y la búsqueda de seguir siendo coherente con mis valores. Aunque habrá incertidumbres, también habrá oportunidades para crecer, aprender y avanzar con propósito.
Mi compromiso es vivir con más gratitud, paciencia y valentía, abrazando la incertidumbre con esperanza y optimismo.
MI DESEO PARA USTEDES:
Querid@ amig@: te deseo un 2025 pleno en todos los sentidos: que cada día sea una oportunidad para crecer, disfrutar y crear momentos que llenen el alma.
Que encuentres la fuerza para superar los desafíos, la gratitud para valorar lo que tienes y la alegría para celebrar cada pequeño logro.
Espero que este nuevo año te traiga salud, amor, propósito y, sobre todo, la certeza de que juntos podemos enfrentar cualquier camino que se nos presente. ¡A por un 2025 inolvidable! Será un placer y un honor seguir compartiendo contigo y disfrutando de tu amistad.
Fuerte y afectuoso abrazo.