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Reducir pruebas COVID-19 complica el seguimiento de la pandemia, alerta la OMS
Un técnico de laboratorio inserta un hisopo en la nariz de un residente para las pruebas COVID-19, en una fotografía de archivo. Foto de EFE/ Jorge Muñiz.

La reducción o el abandono de las pruebas COVID-19 en muchos países está dificultando un seguimiento adecuado de la pandemia, que “está lejos de su fin” justo ahora que cumple dos años, advirtió hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“El virus sigue expandiéndose a niveles aún demasiado rápidos, y aunque ha habido una tendencia descendente seguimos por encima de los 10 millones de casos semanales”, alertó en rueda de prensa la responsable de la unidad técnica anticovid de la OMS, Maria Van Kerkhove.

Aunque se está lejos de los más de 20 millones de casos semanales que hubo en el pico de la ola ómicron, a finales de enero, tampoco se ha logrado regresar a los números anteriores a los que había antes de la llegada de la variante, cuando se rondaban los cuatro millones de positivos por semana en el planeta.

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, avisó de que muchos países en Asia-Pacífico están sufriendo fuertes aumentos de contagios y muertes, mientras en otras latitudes numerosos países han reducido drásticamente los tests, “lo que reduce nuestra habilidad para ver dónde está el virus y cómo se propaga”.

Es particularmente llamativo el caso de Estados Unidos, que durante casi toda la pandemia ha sido el país con más contagios diarios pero actualmente es superado en las cifras oficiales por otros como Corea del Sur, Alemania, Vietnam, Rusia o Japón, posiblemente por esa reducción de pruebas.

La guerra da ventaja al virus

Los expertos de la OMS advirtieron en el contexto de la actual guerra de Ucrania que “conflictos y enfermedades contagiosas suelen estar entrelazados” e indicaron que posiblemente la guerra producirá un aumento de los casos de COVID-19 en el país europeo, que tenía ya antes bajas tasas de vacunación de en torno al 35 por ciento.

Van Kerkhove también indicó que la OMS ha tomado nota de la aparición de casos de COVID-19 que parecen combinar las variantes delta y ómicron, algo que se ha detectado en países como Francia, Países Bajos o Dinamarca, y subrayó que los expertos están examinando la posible consecuencia de esta combinación.

La semana pasada los casos globales de COVID-19 descendieron 5 por ciento con respecto a los siete días anteriores, según el informe epidemiológico publicado hoy por la OMS, mientras que los fallecimientos (52 mil) descendieron un 8 por ciento.

Es la quinta semana consecutiva de descenso en contagios y la tercera en fallecimientos, pero en ambos casos la curva descendente parece frenarse sin haber regresado aún a las cifras anteriores a la ola derivada de la variante ómicron.

En Asia Oriental los casos ascendieron un 46 por ciento la semana pasada, mientras que el resto de regiones registraron descensos (18 por ciento en Europa, 24 por ciento en América, 31 por ciento en el sur de Asia y 46 por ciento en Oriente Medio).

De manera similar, las muertes subieron un 29 por ciento en Asia Oriental en los siete días estudiados (5 mil 900 decesos) pero bajaron un 15 por ciento en Europa (19 mil muertes), un 9 por ciento en América (20 mil) y un 3 por ciento en Asia meridional (3 mil 900).

Dos años de pandemia

El viernes, 11 de marzo, se cumplirán dos años desde que la OMS declarara que COVID-19 se había convertido en una pandemia, al haberse declarado brotes de transmisión local en todas las regiones del planeta.

Más de seis millones de personas han fallecido por la enfermedad, y se han registrado al menos 446 millones de contagios, el equivalente a una de cada 20 personas en el planeta (aunque numerosos pacientes se han contagiado más de una vez, y muchos casos de COVID-19 no han sido notificados).

El secretario general de la ONU, António Guterres, señaló hoy, con ocasión del segundo aniversario de la declaración de pandemia, que “sería un gran error considerar que ésta ha tocado a su fin”.

“La distribución de las vacunas sigue siendo escandalosamente desigual, con 3.000 millones de personas aún aguardando a recibir su primera inoculación pese a que los fabricantes son capaces de producir 1.500 millones de dosis cada mes”, lamentó en un comunicado.

Con información de EFE