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Red clandestina vigila derechos humanos en Nicaragua
Protestas en Nicaragua. Foto de AFP / Johan Ordonez

Una red clandestina de unas 200 personas vigila la situación de los derechos humanos en Nicaragua, tras el cierre o expulsión de las organizaciones locales e internacionales, dijo un activista exiliado en Costa Rica.

Alvaro Leiva, secretario de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH) dijo a AFP que su país vive una crisis de represión y abusos que se ve reflejada en el cierre de organismos de defensa de los derechos fundamentales y ataques a la prensa de parte del gobierno de Daniel Ortega.

Ante ello, el trabajo de defensa de los derechos humanos se hace en todo el territorio nicaragüense de manera clandestina.

“Volvimos a una promoción y defensa de los derechos humanos de catacumbas, como cuando el cristianismo tuvo que protegerse del imperio que perseguía y asesinaba por ejercer una acción humanitaria y social“, declaró Leiva a AFP.

La organización cuenta con un centro de monitoreo y una red de observadores que operan en la clandestinidad, debido a que el trabajo de defensa de los derechos se convirtió en una actividad de riesgo en Nicaragua, explicó.

“Tenemos más de 200 defensores de derechos humanos trabajando en clandestinidad. Esto indica que no hay una normalidad en cuanto a los derechos humanos”, señaló Leiva, quien salió de Nicaragua en agosto del año pasado y se radicó en Costa Rica, ante las amenazas que enfrentó del gobierno de Ortega.

El activista señaló que “hay una profunda crisis de derechos humanos en Nicaragua que se ha reflejado en intolerancia y represión de manera más acentuada día a día”.

Tan solo el 7 de enero pasado, ocho opositores fueron condenados a penas de hasta 47 años de prisión por “terrorismo” y otros delitos debido a su participación en las protestas contra el gobierno de Daniel Ortega.

La crisis política estalló el 18 de abril de 2018 con las protestas antigubernamentales, iniciadas por una fallida reforma a la seguridad social, y se transformaron en un llamado a la salida de Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo.

Con información de AFP