Un pasajero que pidió anonimato, describió el suceso donde se registró un incendio
El pasado martes 8 de septiembre, un vuelo de la aerolínea de British Airways que despegaba del Aeropuerto McCarran de Las Vegas con 157 pasajeros, registró un incendio en el motor izquierdo.
Gracias a la destreza y experiencia del capitán Chris Henkey, de 63 años, no se registró un accidente mayor, donde 14 pasajeros fueron heridos.
Un pasajero que pidió anonimato, describió el suceso y narró que debajo de ellos había una piscina de gasolina.
“Si hubiera ocurrido (la explosión), 30 segundos más tarde, no veo cómo hubiéramos sobrevivido. Fue un golpe de suerte”, señaló.
El hombre, explicó que todo iba normal cuando se disponían a despegar del aeropuerto internacional McCarran el pasado martes por la tarde.
Pero, en algún punto, algo extraño sucedió.
“Escuchamos una explosión”, dijo el hombre que estaba sentado junto a una ventana de clase ejecutiva.
“Fue como cuando vas manejando y sufres una ponchadura. Se sintió cómo el avión comenzó a inclinarse hacia adelante”. Se asomó por la ventana para ver qué estaba pasando afuera y fue cuando se percató que “en todo el suelo había una piscina, literal, de gasolina que estaba en llamas”, recordó.
En ese momento se dio cuenta de que estaba en peligro.
“La preocupación era, en ese momento, que los tanques de combustible estuvieran completamente llenos. Todo el mundo entró en pánico. Alguien con uniforme comenzó a correr por el avión diciendo que estábamos a salvo porque el humo no podía llegar hasta aquí. Pero yo le dije: ‘No es el humo, es fuego’”, mencionó el testigo.
“Un instante después, él nos gritó que bajáramos del avión lo más rápido que pudiéramos”.
El hombre tomó su equipaje de mano, que contenía su pasaporte, y se dirigió a la salida donde ya se habían desplegado las rampas. Pero en el momento en que saltó, había cinco personas, por lo que al tratar de evitarlos se golpeó en el suelo.
“Yo era uno de los más heridos, pero era algo que te pasaría si te tropiezas en la calle”.
Tras levantarse en medio del humo negro que ya cubría al avión se alejó para ponerse a salvo y en el camino le dio sus calcetines a un par de hermanas que se habían quitado los zapatos en el avión y caminaban por la pista descalzas.
Una vez a salvo, la paz regresó y el incendio fue controlado.
“Fue sorprendente la calma. Pero cuando nos bajamos la gente estaba angustiada, llorando por todas partes”.
“Me siento bien ahora, pero estoy un poco preocupado por el estrés. Fue una experiencia vívida. No fue el fuego lo que me asustó. Si hay un motor en llamas, está bien. La preocupación era que el combustible estaba en todas partes. Yo estaba muy asustado de que el avión pudiera explotar. Pero toda la cosa duró alrededor de un minuto. No había tiempo para detenerse y pensar en lo que estaba pasando”, concluyó.
Con información de Daily Mail.