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Mueren más de 400 mil europeos al año por contaminación del aire
Foto de internet

La contaminación del aire se ha convertido en el mayor riesgo de salud medioambiental al que están expuestos la mayoría de los habitantes de las ciudades de Europa, donde se reporta la muerte prematura de alrededor de 400 mil personas cada año.

Según el último informe elaborado por la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), con datos oficiales procedentes de las mediciones realizadas en 2015 por más de dos mil 500 estaciones de monitorización, en 2014 en Europa murieron de forma prematura 520 mil personas por esta causa.

De estos fallecimientos, 487 mil tuvieron lugar en los 28 países miembros de la Unión Europea (UE).

Ocho de cada 10 muertes ocasionadas por la contaminación son atribuibles a las partículas en suspensión, concretamente a las de un tamaño inferior a 2.5 micras (PM2.5), con una cifra total que alcanza las 428 mil.

El resto corresponde a las causadas por los efectos de dos gaLa Agencia Europea del Medio Ambiente informó que en 2014 en Europa murieron de forma prematura 520 mil personas por esta causases perjudiciales para la salud: el dióxido de nitrógeno (NO2) y el ozono troposférico (O3), que causaron respectivamente 78 mil y 14 mil muertes.

El 82 por ciento de los habitantes de la UE están expuestos a concentraciones de partículas PM2.5 por encima de los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además el nueve por ciento y el 95 por ciento de la población urbana lo está al NO2 y al O3, respectivamente.

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De acuerdo con el informe, el principal efecto de la contaminación atmosférica en la salud humana es la reducción de la esperanza de vida, debido principalmente a su incidencia en el surgimiento o la aparición de enfermedades.

Además, la mala calidad del aire tiene un importante impacto económico, ya que aumenta los costes médicos, reduce la productividad laboral y produce daños a entornos naturales como bosques, lagos, suelos y semillas.

Según la investigadora Bénédicte Jacquemin, que trabaja en el Instituto de Salud Global, las consecuencias incluyen “mortalidad; hospitalizaciones; empeoramiento de enfermedades respiratorias, como el asma; cardiovasculares; cerebrovasculares, como el ictus; y neurodegenerativas.

Además, causa problemas de fertilidad y de desarrollo infantil, disminución de la calidad de vida e incluso cáncer, sobre todo de pulmón, pero también otros”.

El estudio pone de manifiesto que las políticas ambientales impulsadas desde los diferentes gobiernos y los avances tecnológicos han contribuido a una mejora de la calidad del aire, aunque de forma “lenta”.

Redacción