En 2016, el cardenal Jaime Ortega Alamino presentó su renuncia al arzobispado de La Habana al papa, por su deteriorado estado de salud
El cardenal Jaime Ortega Alamino, quien fuera arzobispo de La Habana durante más de 35 años, murió este viernes en la capital cubana.
Su trabajo sacerdotal y episcopal inició el 18 de octubre de 1936 y concluyó en 2016, año en que presentó su renuncia al papa Francisco por padecer cáncer y ver deteriorada su salud.
Monseñor Juan de la Caridad García Rodríguez, actual arzobispo de La Habana, revivió la “calidad personal e infatigable celo pastoral” de Ortega Alamino mediante una nota necrológica.
La autoridad eclesiástica recordó que el cardenal inspiró su sacerdocio en los lemas “Este tesoro lo llevamos en vasos de barro” (II Cor 4,7) y “Te basta mi gracia” (II Cor 12,9).
“Al pensar hoy con cariño y gratitud en el cardenal Jaime, nos anima saber que él permanecerá entre nosotros acompañándonos con el recuerdo de su amable sonrisa, su inteligencia clarividente y el testimonio de un sacerdocio entregado y en ocasiones sufrido”, aseguró García Rodríguez.
Además de inspirar a los feligreses, el cardenal Jaime Ortega Alamino hizo posible la reconciliación entre Cuba y Estados Unidos en 2014, al fungir como emisario entre los entonces mandatarios Raúl Castro y Barack Obama con la anuencia del papa Francisco.
Tras su retiro del arzobispado de La Habana, el cardenal publicó sus experiencias en las tensas relaciones de su país con EE.UU. en el libro Encuentro, diálogo y acuerdo. El papa Francisco, Cuba y Estados Unidos.
Con información de López-Dóriga Digital y Periódico Cubano