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‘La Muerte Blanca’: El terror del Ejército Rojo en Finlandia
El francotirador finlandés Simo Häyhä, fotografía tomada el 1 de febrero de 1940. Foto de SA-kuva/Ejército Finlandés/Archivo

Meses después del estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939, la Unión Soviética comenzó a invadir Finlandia, dando inicio a la Guerra de Invierno.

Aunque los finlandeses eran superados completamente por las fuerzas soviéticas, no dieron su brazo a torcer sin antes dar pelea, provocando, según estimaciones, más de 300 mil bajas rusas.

Entre los soldados que defendieron Finlandia se encontraba Simo Häyhä, considerado uno de los francotiradores más letales de la historia, y a quien los mismos rusos apodaron “La Muerte Blanca“.

El número oficial de bajas que provocó Häyhä es difícil de determinar, pues sus logros fueron utilizados como una herramienta de propaganda desde una época temprana.

Aunque algunas fuentes aseguran que “La Muerte Blanca” abatió a más de 500 soldados del Ejército Rojo con su rifle Sako M / 28-30, una variante finlandesa del Mosin-Nagant ruso; la cifra más aceptada ronda las 200 bajas con su rifle y un número similar con un subfusil Suomi KP/-31.

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El francotirador finlandés Simo Häyhä, fotografía tomada el 1 de febrero de 1940. Foto de SA-kuva/Ejército Finlandés/Archivo

En su diario de guerra, el mismo Häyhä asegura que mató a más de 500 rusos durante la Guerra de Invierno.

No obstante, aunque el número de bajas provocadas por Simo Häyhä es debatible, lo que más sorprende de este personaje es el hecho de que prefería utilizar las miras de hierro por encima de una mira telescópica.

El rechazo a las miras telescópicas daba a Häyhä algunas ventajas tácticas, pues apuntar solamente con las miras de hierro le permitía mantener la cabeza abajo, haciéndolo más difícil de detectar. Por otra parte, las fuerzas soviéticas carecían de uniformes que les permitieran camuflarse en la nieve, lo cual las hacía un blanco fácil para los finlandeses.

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El francotirador finlandés Simo Häyhä, fotografía tomada el 1 de febrero de 1940. Foto de SA-kuva/Ejército Finlandés/Archivo

Además, el finlandés no tenía que preocuparse por la luz del sol, uno de los más grandes enemigos de los francotiradores, pues puede reflejarse en las lentes de las miras telescópicas y revelar su posición.

Otras prácticas que hacen destacar a la “Muerte Blanca” es el amontonar densos montículos de nieve frente a su posición para ocultarse y el mantener nieve en la boca para evitar que su aliento revelara su posición.

Hacia el final de la Guerra de Invierno, el 6 de marzo de 1940, Häyhä fue alcanzado por un proyectil explosivo del enemigo. Sus camaradas lograron rescatarlo y dijeron que “le faltaba la mitad de la cara”.

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Simo Häyhä (derecha) recibiendo una distinción por parte de un mando finlandés, foto tomada el 20 de febrero de 1940. Foto de SA-kuva/Ejército Finlandés/Archivo

A pesar de la gravedad de su herida, Simo Häyhä sobrevivió y recuperó la conciencia el 13 de marzo, el mismo día en que se declaró la paz entre Finlandia y Rusia. El francotirador leyó acerca de su propia muerte en el periódico y envió una carta para corregir el malentendido.

A Häyhä le tomó varios años recuperarse de su herida, pues el proyectil le había destrozado la mandíbula y quitado la mayor parte de su mejilla izquierda. Tras esto, compró una granja y se dedicó al campo, alcanzó el rango de Teniente Segundo en el Ejército Finlandés.

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Simo Häyhä en agosto de 1940. Foto de SA-kuva/Ejército Finlandés/Archivo

Cuando en 1998 se le preguntó cómo se había convertido en un francotirador tan bueno, Häyhä simplemente respondió: “práctica”.

En 2002, el año en que murió, se le preguntó si tenía remordimiento por haber matado a tantas personas; él manifestó: “solo hice lo que me dijeron que hiciera, tan bien como pude”.

Por Juan Pablo Carreto Esquivel