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La importancia del mensaje del papa Francisco
Foto de Internet

Un “emergente”. Una figura de esas que surgen no tan a menudo en la historia. Aunque no todos se den cuenta de su grandeza. De eso está convencido Damián Karo, rabino en la Comunidad del Templo Libertad de Buenos Aires. Personaje multifacético, autor del libro “Vivir sin etiquetas”, exponente reconocido de la colectividad judía argentina, habló con el Vatican Insider sobre el Papa Francisco, su mirada del diálogo interreligioso, su rol como “profeta” y las críticas que recibe, incluso en su país natal.

Has hablado, muchas veces, con gran entusiasmo por el Papa Francisco y su mirada sobre el diálogo interreligioso. ¿Por qué? 

No podemos olvidarnos del Concilio Vaticano II, de San Juan Pablo II que promovió los encuentros interreligiosos de Asís y entiendo que el Papa Francisco es un continuador de toda esa obra. Como argentino conozco la acción que tuvo aquí y veo que ahora la ha hecho crecer. Él expande los límites del diálogo interreligioso a esta concepción de la religión como un lugar de fe, donde un ateo que tiene fe en el futuro, en el amor, en el bien común, que tiene fe y devoción por valores éticos y morales, aunque no crea en un ser supremo, se puede sentir incluido. Tiene frases y gestos clarísimos sobre esto, por ejemplo cuando dice: recen por mí y los que no puedan, denme buenos deseos. A final de cuentas es un rezar laico si se quiere, pero que habla de fe.

La importancia del mensaje del papa Francisco - rabino-papa-francisco-argentina
Foto de Vatican Insider

Por gestos como ese, el Papa ha sido acusado de bajarle el nivel a la fe o al papado, ¿es así? 

Lo mismo decían de Jesús, de Buda, de Moisés, de Mahoma. Para mí él es un gran emergente que está dispuesto a ir contra la corriente.

¿Qué características tiene este “emergente”? 

Dice lo que millones sentimos y pensamos, que no todos sabemos poner en palabras y, además, no todos tenemos la capacidad de llegar como él. Yo quedé impactado cuando, en los primeros días de su pontificado, en un encuentro con periodistas él incluyó a los no creyentes en el momento de la bendición. Desde ese momento me di cuenta que lo suyo iba a ser una gran revolución. Quizás a mi me divierta la revolución teológica que él lleva a cabo, pero no me parece relevante para los que sufren o para el futuro de la humanidad, aunque sí lo es para los futuros teológicos.

¿Qué cosa sí es relevante para los que sufren? 

El retomar el mensaje de Jesús y de otros profetas que denuncian cómo se nos fueron de las manos los paradigmas que terminaron siendo nocivos para la gente.

Es significativo que, como judío, lo compares con grandes profetas de las escrituras, ¿por qué? 

Él no sólo dice sino que, cómo los grandes de la historia, encarna lo que dice. Simbólicamente cuando él lleva su propia valija en un viaje, paga una cuenta o cuando hace las cosas de todos los seres humanos, las grandes masas nos sentimos cercanas porque somos personas igual que él. De alguna manera pensamos: Yo también puedo parecerme a este nuevo líder, puedo imitarlo, puedo inspirarme en él. Los hombres de corazón se sienten representados. Incluso los que pertenecemos a otro credo nos sentimos representados. Si no fuera un religioso, lo seguiría igual. Pero, encima es un religioso y porta una serie de valores, que no son aquellos de las estructuras vacías, rituales vacuos y “haceres” que no simbolizan. No, es una persona que pone al frente al ser humano, a los valores, a la dignidad de la vida, eso nos empuja a todos.

Pero los profetas suelen ser los incómodos e incomprendidos de su época, ¿Francisco está destinado a eso también.  

Lo primero que deberíamos preguntarnos es si los profetas eran llamados tales en su época o si se hicieron acreedores de ese nombre con el paso de los siglos. Por ahí Francisco sea considerado profeta dentro de mil años. Igual ya se lo ve como uno de los grandes de la historia, ha logrado el diálogo entre naciones que no se hablaban. Cuando las personas de a pie vemos que dos países contrarios se hablan gracias a este hombre, me da ganas de amigarme con quien estoy distanciado, me dan ganas de ayudar a un par de vecinos que, por ahí, se miran mal a que se reúnan.

Es un mensaje contagioso… 

Puede ser que sea incomprendido por algunos sectores, o quizás es muy bien comprendido por ellos pero entienden que no les conviene lo que dice. A los profetas les costó entender su misión, enemistarse con el poder, pero todos eran amigos de los más humildes, todos clamaban por la justicia, por el dolor del ser humano, luchaban contra la esclavitud, por una honradez que va más allá de lo políticamente correcto. No creo que esté destinado sino a la grandeza, y sospecho que tampoco le preocupa a él en su fuero íntimo. Creo que está convencido de lo que debe hacer, lo hace y muy bien. Todos los hombres de buena voluntad deberíamos sentirnos interpelados por este grande a seguirlo y, desde nuestro lugar, ser mejores, menos codiciosos y más amorosos.

También se dice que nadie es profeta en su propia tierra… 

Yo creo que es un gran profeta en la Argentina hoy en día. Quizás no para el poder de turno o para algunos grupos de poder, quizás no para algún gobierno puntual, para algunos intereses. Pero como él defiende a la mayoría, la mayoría del pueblo argentino ve en él la grandeza, la importancia de su mensaje, lo ama. No es sólo el orgullo de tener una figura, en realidad lo queremos porque está cercano, porque lo que dice lo que sentimos tantos.

¿No es exagerado todo esto? ¿No se corre el riesgo de idealizar demasiado al Papa? Al fin y al cabo él también reconoce sus muchos errores.  

Yo amo a mis padres, a mis hijos y soy consciente de mis errores, entonces él puede ser mi líder, puede ser mi ejemplo, puede ser mi inspiración. Porque reconoce sus faltas. Si yo viese en él un personaje celestial, impoluto, que nunca se equivoca, yo no tendría nada que ver con eso. Nosotros los judíos tenemos a Moisés, que Dios lo castigó por un error y no lo dejó entrar en la Tierra Prometida. Me encanta tener héroes que son como yo, que me mando mil errores por día. No me sirven los héroes como Superman porque yo nunca voy a volar, no quiero ser Superman porque se que no puedo, no es real. Él es un héroe real, un líder que no sólo dice, sino que hace y eso nos conmueve.

Con información de Vatican Insider