A menos de un mes y medio del referéndum de independencia, ambas instituciones evitan dar un paso en falso
Este sábado el Gobierno de España y la Generalidad de Cataluña (Generalitat de Catalunya en catalán) divergieron por primera vez desde los atentados de Barcelona.
El gobierno y los Mozos de Escuadra (Mossos d’Esquadra en catalán) negaron que la célula terrorista responsable de los ataques haya sido desarticulada, como había informado el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido Álvarez.
Luego del desencuentro público, ambos departamentos negaron las discrepancias. En un momento político tan delicado como este, a menos de un mes y medio del referéndum de independencia, ambas instituciones evitan dar un paso en falso.
La sincronía aparente entre el Ministerio del Interior y la Generalitat luego de los ataques terroristas quebró, pero la esta primera crisis fue resuelta rápidamente. Ocurrió con la primera comparecencia pública del ministro Zoido Álvarez, pues hasta ahora el Gobierno había cedido todo el protagonismo mediático a las autoridades Catalanas.
El ministro ofreció una rueda de prensa en La Moncloa para informar de las conclusiones de la Mesa de Valoración de la Amenaza Terrorista, misma que reúne a los principales de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, entre ellos el jefe de los servicios de información de los Mossos.
En dicha comparecencia se declaró que la conclusión de la Mesa de Valoración era que se daba “prácticamente por desarticulada la célula” que atentó en Cataluña, dejando, hasta el momento, 14 muertos y más de 100 heridos.
Minutos más tarde, en Barcelona, los Mossos contradijeron al ministro. “Desde Mossos no vamos a desmentir ni a confirmar al Gobierno. Pero Mossos lidera esta investigación, en coordinación con la Policía Nacional y La Guardia Civil. Nosotros informaremos cuando consideremos que la célula ha sido desactivada”, señaló Albert Oliva, portavoz de la policía catalana.
Joaquín Forn, consejero catalán de Interior, contradijo también las declaraciones de Zoido Álvarez. “Lo que se produjo en Cambrils [la muerte de cinco terroristas] permite garantizar que se ha dado un golpe muy fuerte a la célula, pero en este momento no se puede decir que esté absolutamente desarticulada”, declaró desde la capital catalana y argumentó que no podía darse por desactivado al grupo terrorista, pues “faltan dos o tres personas que pueden ser importantes por detener”.
Fuentes del departamento de Interior insistieron en que esa fue la conclusión de la Mesa en la que el representante de los Mossos estaba presente, y que dicha afirmación se fundamentaba en que “esa célula, como tal, ha quedado desarticulada, porque la mayor parte de sus miembros están muertos o detenidos”.
De cualquier modo, el autor material del atropello masivo en Las Ramblas sigue sin ser detenido.
Desde que iniciaron las investigaciones, las fuerzas de seguridad cifraron en una docena a los integrantes de la célula terrorista que sembró el terror en Cataluña, de los cuales, siete murieron y otros cuatro fueron detenidos.
A pesar del choque, el gobierno español y la Generalidad se han esforzado en dar una imagen pública de unidad y coordinación en el manejo de los atentados, aunque el presidente Mariano Rajoy y Carles Puigdemont tardaron 20 horas desde los ataques en reunirse.
Los atentados se produjeron en un contexto de especial tensión entre ambas instituciones a causa del proceso independentista, pero las diferencias se han dejado de lado durante esta crisis.
Puigdemont Casamajó, presidente de la Generalitat, insistió en que el comando no se ha dado por desarticulado y consideró que el ministro “igual no se ha expresado bien”, sin embargo, destaca el hecho de que entre ambos gabinetes ahora hay una “magnífica coordinación” y la “información fluye”.
Nivel 4 de alerta reforzado
Por otra parte, el gobierno español decidió mantener la alerta antiterrorista en nivel 4 (de 5), pero ‘reforzado’, tras los atentados de Barcelona, comunicó también el ministro del Interior.
El Ejecutivo tomó la decisión luego de reunirse la Mesa de Valoración de la Amenaza Terrorista.
De acuerdo con el ministro, los expertos consideraron de forma ‘unánime’ no elevar al máximo la alerta antiterrorista, que implicaría desplegar a las Fuerzas Armadas Españolas. “No se dan las condiciones para el nivel 5”, explicó Zoido, pues “no nos encontramos, según los expertos, en situación de atentado inminente”.
El Gobierno quiso transmitir un mensaje de ‘tranquilidad, aunque “el riesgo cero de atentado no existe”, señaló el ministro.
El nivel 4 de alerta antiterrorista reforzado desplegará más seguridad en zonas determinadas de especial afluencia, como lo son las turísticas, y en objetivos potenciales de atentado; además de incrementar “dispositivos de reacción ante un hipotético atentado”, así como estrechar la colaboración con policías locales.
Todas las semanas se revisa el nivel de alerta, y será revaluado el jueves próximo. Zoido Álvarez no valoró su el turismo u otras circunstancias, como conflicto independentista, habían tenido peso en la decisión, pero subrayó que “no aparece esa situación de atentado inminente” que requiera el nivel máximo.
Desde junio de 2015, España se encuentra en nivel 4 de alerta por “riesgo alto de atentado”. La entrada en funcionamiento de este nivel ya supuso incrementar la vigilancia de la infraestructuras que se consideran críticas, como estaciones, aeropuertos, centrales eléctricas y nucleares; así como activar a todas las unidades de las fuerzas policiales dedicadas a la prevención, investigación e información de la lucha antiterrorista.
Dichas medidas se complementaron con una mayor presencia de fuerzas de seguridad en las calles, pero sin la movilización de militares.
El nivel 5 de alerta antiterrorista, “riesgo muy alto de atentado”, se tiene previsto para cuando se disponga de información sobre la posibilidad de un atentado inminente.
La medida más extrema que permite el máximo nivel de alerta es la movilización de las Fuerzas Armadas, la participación de hasta cinco mil militares en vigilancia de infraestructuras críticas y objetivos estratégicos.
La implicación del Ejército en tareas de vigilancia permite liberar elementos de las Fuerzas de Seguridad para labores más especializadas, además de tener un efecto psicológico, el de transmitir seguridad a los ciudadanos.
Sin embargo, una alerta máxima puede tener un impacto negativo en el turismo y la presencia de militares en Cataluña en pleno proceso independentista despertaría recelos.
Con información de El País
Minuto a minuto
